Categoría: Psicología Para Todos

Manipulación emocional: Desentrañando sus mecanismos

La manipulación emocional es una forma de abuso psicológico en la que una persona utiliza tácticas para controlar o influir en otra, a menudo aprovechándose de sus emociones y vulnerabilidades. Esta dinámica tóxica puede darse en diversos contextos, como relaciones de pareja, familiares o laborales.

 

¿Qué es la Manipulación Emocional?

La manipulación emocional es un patrón de comportamiento en el cual una persona busca obtener lo que desea a expensas de otra, a menudo utilizando tácticas sutiles y engañosas. El objetivo principal del manipulador es ejercer control sobre la víctima y hacer que esta dude de sí misma y de su percepción de la realidad.

 

Mecanismos Clave de la Manipulación Emocional

Los manipuladores emplean una variedad de tácticas para lograr sus objetivos. Algunos de los mecanismos más comunes incluyen:

  1. Culpabilización: El manipulador hace sentir culpable a la víctima por sus acciones o por no cumplir con sus expectativas.
  2. Vergüenza: Se utiliza la vergüenza para socavar la autoestima de la víctima y hacer que se sienta inadecuada.
  3. Miedo: Se generan sentimientos de miedo o amenaza para controlar el comportamiento de la víctima.
  4. Gaslighting: Se niega o distorsiona la realidad para hacer que la víctima dude de su propia percepción.
  5. Lisonjeo excesivo: Se utilizan elogios exagerados o halagos para manipular y controlar a la víctima.
  6. Lectura de la mente: Se atribuyen pensamientos o sentimientos a la víctima que no son ciertos para manipular su reacción.
  7. Victimismo: El manipulador se presenta como la víctima para generar lástima y simpatía, y así obtener lo que desea.

 

¿Cómo Identificar la Manipulación Emocional?

Reconocer la manipulación emocional puede ser difícil, ya que a menudo se presenta de forma sutil y gradual. Sin embargo, algunas señales de alerta incluyen:

  1. Sentimientos constantes de culpa, vergüenza o miedo.
  2. Dificultad para tomar decisiones propias.
  3. Sensación de estar “caminando sobre huevos”.
  4. Pérdida de autoestima y confianza en sí mismo.
  5. Aislamiento social.

 

Bibliografía

 

* **Liotti, G. (2004).** *Dynamics of child abuse*. Guilford Press.

* **Simon, B. (1996).** *Personal boundaries: How to reclaim your life and establish healthy relationships*. HarperCollins.

* **Walker, L. (1984).** *The battered woman syndrome*. Springer Publishing Company.

Redes sociales y relaciones de pareja: ¿amigas o enemigas?

Las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos e interactuamos, pero ¿cómo afectan nuestras relaciones más cercanas? En particular, ¿cuál es el impacto de las redes sociales en nuestras relaciones de pareja?

 

El lado “oscuro” de las redes sociales

Numerosos estudios han demostrado que el uso excesivo de las redes sociales puede tener consecuencias negativas en las relaciones de pareja:

  1. Desconexión: La constante atención a las notificaciones y la interacción con otros usuarios puede disminuir el tiempo y la atención dedicados a la pareja, generando sentimientos de soledad y descuido.

  2. Celos e inseguridades: Las redes sociales pueden alimentar los celos y las inseguridades, especialmente al comparar la propia relación con las imágenes idealizadas que se proyectan en línea.

  3. Conflictos: El contenido compartido en las redes sociales puede generar malentendidos y conflictos si no se maneja con cuidado.

  4. Adicción: La adicción a las redes sociales puede interferir en otros aspectos de la vida, incluyendo la relación de pareja.

 

Un estudio publicado en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking encontró que las personas que pasaban más tiempo en las redes sociales tendían a reportar niveles más bajos de satisfacción en sus relaciones.

 

El lado “positivo” de las redes sociales

Sin embargo, las redes sociales también pueden tener un impacto positivo en las relaciones de pareja:

  1. Fortalecimiento de la conexión: Compartir momentos especiales y expresar afecto a través de las redes sociales puede fortalecer el vínculo entre los miembros de la pareja.
  2. Comunicación: Las redes sociales pueden facilitar la comunicación, especialmente para las parejas que viven a distancia.
  3. Apoyo social: Los grupos de apoyo en línea pueden proporcionar un espacio seguro para discutir problemas de pareja y recibir consejos.

 

La exposición constante a imágenes idealizadas de cuerpos y estilos de vida en las redes sociales puede tener un impacto significativo en la autoestima y la imagen corporal, tanto de forma individual como en pareja.

  1. Comparaciones sociales: Las personas tienden a compararse con los demás, y las redes sociales ofrecen un sinfín de oportunidades para hacer estas comparaciones. Esto puede generar sentimientos de inferioridad y desencadenar problemas de autoestima.
  2. Insatisfacción corporal: La exposición a imágenes retocadas y cuerpos “perfectos” puede llevar a las personas a sentirse insatisfechas con su propio cuerpo, lo que puede afectar la vida sexual y la intimidad en la pareja.
  3. Presión social: Las redes sociales pueden crear una presión social para alcanzar ciertos estándares de belleza y éxito, lo que puede generar estrés y ansiedad en la pareja.

 

 

El impacto de las redes sociales en la infidelidad

Las redes sociales han transformado la dinámica de las relaciones, ofreciendo nuevas vías para la conexión y la comunicación. Sin embargo, también han abierto la puerta a nuevas formas de infidelidad.

  1. Facilidad de acceso a otras personas: Las plataformas sociales permiten a las personas conectarse con un gran número de individuos, tanto conocidos como desconocidos, lo que aumenta las oportunidades de establecer relaciones fuera de la pareja.

  2. Anonimato y falta de consecuencias percibidas: La interacción en línea a menudo se percibe como más anónima que la interacción cara a cara, lo que puede llevar a las personas a tomar riesgos que no tomarían en el mundo real. Además, las consecuencias de una infidelidad virtual pueden parecer menos graves.

  3. Idealización de otras personas: Las redes sociales presentan una versión idealizada de las personas, lo que puede llevar a las parejas a comparar a sus parejas con otros individuos y a sentirse insatisfechas.

  4. Normalización de comportamientos infieles: La frecuencia con la que se habla de infidelidad en las redes sociales y la facilidad con la que se pueden encontrar personas que han experimentado situaciones similares pueden normalizar este tipo de comportamiento.

 

Claves para un uso saludable de las redes sociales en pareja

Para minimizar los efectos negativos de las redes sociales y maximizar los beneficios, es importante establecer límites y reglas claras:

  1. Establecer horarios: Dedicar tiempo de calidad a la pareja sin distracciones.
  2. Ser transparentes: Evitar ocultar información o tener perfiles secretos.
  3. Respetar la privacidad: No compartir información privada de la pareja sin su consentimiento.
  4. Comunicarse abiertamente: Hablar sobre cualquier preocupación o inquietud relacionada con el uso de las redes sociales.
  5. Establecer límites claros: Definir juntos qué se considera infidelidad en el mundo digital y establecer límites claros sobre el uso de las redes sociales.
  6. Fortalecer la comunicación: Mantener una comunicación abierta y honesta sobre los sentimientos, necesidades y expectativas en la relación.
  7. Fomentar la confianza: Construir una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.
  8. Buscar ayuda profesional: Si la infidelidad es un problema en la relación, buscar ayuda de un terapeuta de pareja puede ser muy beneficioso.

 

Las parejas pueden disfrutar de los beneficios de las redes sociales sin poner en riesgo su relación.

¿Qué opinas tú? ¿Cómo han afectado las redes sociales a tu relación de pareja?

 

 

Referencias

Enith Daniela Villota Guevara

Reconstruyendo la identidad: afrontando el abuso emocional

El abuso emocional es una forma de maltrato que, a menudo, pasa desapercibida debido a la ausencia de marcas físicas. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser devastadoras para la salud mental y emocional de la persona afectada. Este tipo de abuso puede tomar diferentes formas, desde manipulación emocional hasta coerción y control.

 

¿Cuáles son las posibles causas del abuso emocional?

Este tipo de abuso tiene sus raíces en la manipulación de las emociones y el control sobre la forma de pensar de la persona afectada, generando un impacto en el cerebro en el que se afectan áreas relacionadas con el procesamiento emocional, la toma de decisiones y la autoimagen. Las posibles causas son multifacéticas y pueden involucrar una combinación de factores individuales, sociales y culturales:

Dinámicas familiares disfuncionales Crecer en un ambiente donde se normaliza el abuso puede predisponer a la persona a repetir estos patrones en sus propias relaciones.
Problemas en el autoconcepto Las personas con un autoconcepto negativo, tienen la tendencia a ser más propensas a tolerar diferentes tipos de abuso y a culparse a sí mismas por él trato inadecuado.
Control y poder Los vínculos con roles asimétricos, hacen que la persona que ejerce el dominio sobre el otro, pueda utilizar el abuso emocional como una forma de ejercer control y poder sobre la otra persona.
Traumas pasados Experiencias traumáticas en la infancia, como el abuso físico o sexual, pueden aumentar el riesgo de convertirse en víctima o perpetrador de abuso emocional.

 

Reconocer las señales de alerta es el primer paso para tomar la decisión de emprender el proceso de salir de una situación abusiva. Estas pueden ser algunas de las más comunes:

  1. Sentir miedo de la persona, incluso cuando no hay una razón aparente.
  2. Identificar que te has alejado de amigos y familiares.
  3. Aparición de sentimientos de culpabilidad y vergüenza por todo lo que sucede en la relación.
  4. Necesidad constante de la aprobación de esa persona y falta de confianza para poder tomar decisiones de manera autónoma.
  5. Volverse más retraído, ansioso o deprimido.
  6. Justificar de manera constante el comportamiento abusivo de esa persona.

 

En la dinámica creada en el vínculo donde hay abuso emocional se transmiten mensajes que afectan el autoconcepto y la percepción de sí mismo. Estos suelen convertirse en mandatos y persistir mucho tiempo después de que haya cesado el abuso, dirigiendo la conducta de la persona afectada. Algunos de estos mensajes pueden ser:

  1. No eres suficiente: El abusador constantemente te hace sentir inadecuado, inferior y no merecedor de amor.
  2. La culpa es tuya: Te convence de que tus acciones son la causa de su maltrato.
  3. Nadie más te querrá: Te aísla y te hace creer que eres incapaz de encontrar el amor en otro lugar.
  4. Estás loco/a: Cuestiona tu realidad y te hace dudar de tu propia sanidad mental.

 

La recuperación del abuso emocional es un proceso gradual y personal que puede estar acompañado de ciertas decisiones:

 

Reconocer el abuso El primer paso para superar el abuso es reconocer que se está siendo víctima de él. Esto puede ser difícil, especialmente si el abusador ha hecho que la persona dude de sí mismo.

 

Buscar apoyo Hablar con un amigo de confianza, un familiar o un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede proporcionar las herramientas y el apoyo necesarios para superar el trauma.

 

Establecer límites Es importante aprender a establecer límites saludables en las relaciones y a decir “no” cuando sea necesario.

 

Cuidar de sí mismo Priorizando el propio bienestar físico y emocional. Dedicando tiempo a actividades que se disfrutan, practicando técnicas de relajación y manteniendo una dieta saludable y un estilo de vida activo.
Desarrollar una red de apoyo Rodearse de personas que generen apoyo y contención puede ayudar a sentirse más fuerte y seguro.
Romper el ciclo Si se está en una relación abusiva, es importante alejarse, buscar un lugar seguro e iniciar el proceso de superación del abuso.

 

Es importante recordar que superar el abuso emocional es un proceso gradual y que cada persona tiene su propio ritmo. Si estás afrontando este proceso, permítete sentir las emociones que surjan e intenta ser amable y compasivo contigo mismo. Cada paso dado o decisión tomada en dirección a restablecer la confianza y autonomía te direcciona a encontrar nuevamente el bienestar.

 

Referencias

Expósito, F., & Ruiz, S. (2010). Reeducación de maltratadores: una experiencia de intervención desde la perspectiva de género. Psychosocial Intervention, 19(2), 145-151.

Vaca-Ferrer, R., García, R. F., & Valero-Aguayo, L. (2020). Eficacia de un programa de intervención grupal con mujeres víctimas de violencia de género en el marco de las terapias contextuales. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 36(2), 188-199.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Cuando las palabras hieren más que los golpes: entendiendo el abuso emocional

Muchas de las personas que se encuentran en situación de abuso se les dificulta reconocer que a quien aman pueda hacerles daño y abusar de sus derechos y confianza

Estos malos tratos se contradicen directamente con la supuesta función interna de los vínculos seguros que se fundan en la protección, el cuidado y provisión de seguridad para los miembros. Así pues, el abuso físico no es la única forma de violencia existente. Hay un tipo de maltrato que es mucho más sutil: el abuso emocional.

 

 

¿Qué es el abuso emocional?

Es un patrón de comportamiento que busca controlar, intimidar, aislar o humillar a otra persona. Se manifiesta a través de palabras, acciones o gestos que minan la autoestima, generando miedo y socavando la confianza de a quién va dirigido. A diferencia del abuso físico, el abuso emocional deja cicatrices profundas pues las ideas, los sentimientos, las percepciones, y las características de la personalidad de la víctima son constantemente descalificados, erosionando seriamente la identidad de la persona.

El abuso emocional es doblemente invisible: no sólo porque es poco perceptible en sus manifestaciones, sino que además el contexto social obstaculiza su reconocimiento al

tácitamente legitimarlo como forma lícita de convivencia. Para identificarlo te nombramos algunas de sus manifestaciones:

  1. Críticas constantes: Descalificaciones y juicios negativos sobre la persona, sus capacidades y su valor.
  2. Insultos y humillaciones: Uso de lenguaje hiriente y degradante para minar la autoestima de la persona.
  3. Amenazas: Advertencias de consecuencias negativas si la víctima no obedece o se va.
  4. Aislamiento: Separar a la víctima de su familia y amigos para controlar sus relaciones.
  5. Manipulación: Uso de tácticas engañosas para hacer que la víctima dude de sí misma y de su percepción de la realidad.
  6. Culpa: Hacer que la víctima se sienta responsable del maltrato recibido.

 

¿Cómo identificar si estás siendo víctima de abuso emocional?

El maltrato emocional, al ser menos visible que la violencia manifiesta, es mucho más difícil de identificar y demostrar, y es por eso que, en muchos contextos tanto sociales

como profesionales, no es considerado una forma de violencia. Aun así, los puntos claves para rastrear su existencia es identificar la continuidad y sistematicidad del abuso, pues al ser repetitivo, constituye un patrón y en ese sentido, se puede distinguir de un maltrato aislado.

Si te sientes constantemente ansioso, triste o confundido frente a la dinámica de un vínculo, es posible que estés siendo víctima de este tipo de abuso, pues este se caracteriza por su continuidad; siendo sistemático, recurrente e intencional, como si se tratase de un ritual

y suele tener lugar en relaciones estrechas. Para identificar si esto es así, a continuación, te dejamos algunas señales de alerta:

  1. Temor a las reacciones de tu pareja o persona de confianza si expresas tus sentimientos o necesidades.
  2. Creer que eres tú quien causa los problemas en la relación, todo por el sentimiento de culpa que ha sido naturalizado durante el vínculo.
  3. Sentir que necesitas la aprobación constante de tu pareja o persona de confianza para tomar decisiones.
  4. Evitar a tus amigos y familiares por miedo a que descubran lo que está sucediendo.

 

Para hacerle frente a este tipo de maltrato, se delimitan algunas estrategias de prevención. Y es que, la prevención del abuso emocional es un esfuerzo colectivo que involucra a la sociedad, las escuelas y las familias:

 

Educación

Enseñar a niños, adolescentes y adultos sobre relaciones saludables, consentimiento y respeto.

Empoderamiento

Fomentar la autoestima y autoconfianza en la población, además de generar estrategias de implementación de límites.

Concientización

Crear conciencia sobre el abuso emocional y sus consecuencias. Exponiendo qué es, la naturaleza del fenómeno, las causas y posibles consecuencias y el modo de intervención y tratamiento.

Apoyo a las víctimas

Proporcionar recursos y apoyo a las personas que están siendo abusadas, de manera oportuna y respetuosa.

Intervención temprana

Identificar y abordar los problemas de comportamiento en los niños, adolescentes y adultos, para con ello, generar recursos de impacto que ayuden en el proceso de prevención del abuso emocional.

 

El abuso emocional puede suceder en todo tipo de vínculos (padre-hijo, jefe/a-empleado/a, terapeuta-paciente, maestro/a-alumno/a, entre amigos/as…). Así, la violencia es una aflicción seria y debe ser tratada con el mismo nivel de importancia, fuere cual fuere la

unión en la cual tenga lugar. Si llegas a correr peligro o conoces a alguien en situación de riesgo, no dudes en buscar ayuda profesional y tomar medidas preventivas que te ayuden a hacerle frente a este tipo de maltrato.

 

Referencias

 

Brodski, S. & Hutz, C. (2016). Novas perspectivas sobre o abuso emocional. Diaphora, 5(1), 13-13.

Taverniers, K. (2012). Abuso emocional en la pareja. Editorial Biblos.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

De la prisión de idealizar el amor a la búsqueda de la autonomía emocional

La necesidad de conexión y pertenencia es inherente a la naturaleza humana. Sentirse estimado y valorado por otros es fundamental para el bienestar. Sin embargo, cuando este anhelo se desequilibra y se acompaña de expectativas poco realistas, las relaciones interpersonales pueden transformarse en una fuente de angustia y sufrimiento.

 

 

La idealización excesiva que se forma en torno a las relaciones y las personas que las componen, puede generar episodios de ansiedad, depresión y dificultades para establecer vínculos saludables. Por ello, es importante encontrar un equilibrio entre la necesidad de conexión y la preservación de la propia individualidad.

 

En este artículo, exploramos la naturaleza de la dependencia y codependencia emocional, cuáles son las causas y efectos en la vida de los seres humanos y cómo hacerles frente a estos patrones para conquistar la autonomía emocional.

 

Dependencia emocional

Es definida por Jorge Castelló, como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir de manera desadaptativa con otras personas. En este tipo de dependencia se encuentran implicados aspectos emocionales, cognitivos, motivacionales y comportamentales orientados al otro, así como creencias distorsionadas acerca del amor, la afiliación e interdependencia y la vida en pareja, que derivan en insatisfacciones fundamentadas sobre demandas afectivas frustradas.

 

 

Las causas son múltiples y complejas, pues suelen estar relacionadas con una combinación de factores psicológicos, sociales y experiencias de vida:

Experiencias infantiles

Falta de afecto y atención: Crecer en un entorno donde las necesidades emocionales no son atendidas o donde el afecto es escaso puede generar un vacío emocional en el individuo. Este vacío puede llevar a buscar constantemente la validación y el afecto en los demás.

 

Padres sobreprotectores: Aunque la protección parental es importante, en exceso puede impedir que la persona desarrolle habilidades de autonomía e independencia. Esto puede generar una sensación de incapacidad para enfrentar desafíos por sí mismo.

 

Negligencia emocional o física: puede generar sentimientos de abandono y soledad. Esto puede llevar a una necesidad desesperada de conexión y a una tendencia a idealizar a los demás.

 

Patrones de apego inseguros

Los niños que crecen en entornos carentes de afecto, seguridad o consistencia pueden desarrollar patrones de apego inseguros, como el apego ansioso o el apego evitativo. Estos patrones de apego influyen en la forma en que las personas perciben y se relacionan con los demás en la edad adulta.

Dinámicas familiares disfuncionales

Crecer en un entorno familiar disfuncional, donde las necesidades emocionales no son satisfechas adecuadamente, puede predisponer al infante y generar una internalización de estos patrones de relación, para reproducirlos en su propia vida. Esto puede incluir la aceptación de relaciones abusivas o codependientes.

Falta de autonomía

Las personas que no han desarrollado habilidades de autonomía y autosuficiencia pueden tener dificultades para tomar decisiones por sí mismas y depender de los demás para sentirse seguras.

La dependencia emocional trae consigo diversas consecuencias tanto para la persona que la experimenta como para sus relaciones:

 

  1. La necesidad de complacer a los demás puede llevar a la persona a perder de vista sus propias necesidades y deseos. Lo que genera dificultades para tomar decisiones importantes por miedo a desagradar y por la falta de criterio propio.
  2. La persona dependiente puede tener dificultades para expresar sus necesidades y sentimientos, lo que puede generar resentimiento y conflictos.
  3. Afecta la salud física y mental de la persona debido a la incertidumbre y el miedo al abandono, generando problemas como trastornos del sueño, trastornos alimenticios, enfermedades relacionadas con el estrés y el aumento en los niveles de ansiedad y depresión.

La falta de concentración, la baja autoestima y los problemas de relación pueden afectar el desempeño de la persona en contextos como el laboral, académico entre otros.

Codependencia Emocional

 

Es un patrón de comportamiento en el que una persona se centra en las necesidades de otra, descuidando las propias e impidiendo el desarrollo funcional de ambas partes.

Según Beattie, la persona codependiente tiene la preocupación constante de acceder al otro y un deseo de ser amado sin importar cómo, llegando a la negligencia de sí mismo y debilitando su propia identidad, buscando los medios necesarios para satisfacer las necesidades, expectativas y deseos del otro lo cual le hace sentir que con ello garantiza el afecto de los demás.

 

 

La codependencia se describe entonces, como un patrón de dolorosa dependencia a otros, con comportamientos compulsivos, de búsqueda de aprobación para intentar encontrar seguridad, autoestima e identidad.

Este tipo de patrón comportamental puede forjarse a partir de las necesidades no satisfechas en el ser humano durante su infancia, las cuales han impedido una maduración conveniente para poder adaptarse a situaciones de relaciones interpersonales.

 

 

 

Cuando las necesidades físicas y emocionales del niño no son satisfechas de una manera adecuada, la propia persona desarrolla estrategias que le permiten superar las experiencias problemáticas de la infancia, y para sobrevivir le incitan a aprender a “servir a los demás”, descuidándose a sí mismos. Estas conductas ineficaces se repiten a lo largo de la vida, para sentirse aceptados, queridos o importantes y mediante esas conductas, buscan aliviar el dolor y la pena de sentirse abandonados.

 

Cuando las personas con dependencia o codependencia emocional toman conciencia de ello y entran en el proceso de recuperación, empiezan a reencontrarse a sí mismas, a hacerse responsables de sus pensamientos, sentimientos y acciones, para alcanzar la autonomía emocional.

 

La recuperación significa tratar las conductas compulsivas autodestructivas y generar un establecimiento de límites, donde el proceso de afrontamiento inicia con un sentido de perdón y de autocompasión, que permite reconocer que las conductas practicadas son herramientas que han ayudado a la sobrevivencia, pero que no suprimen el vacío y dolor emocional, sino que lo incrementan.

 

La dependencia y codependencia emocional son patrones de comportamiento que pueden ser difíciles de cambiar, pero con el apoyo adecuado y herramientas terapéuticas es posible superarlas. A continuación, te presentamos algunas estrategias y enfoques para trabajar estos temas:

  1. Es fundamental buscar ayuda profesional. Un terapeuta puede ayudarte a reconocer cómo se manifiestan la dependencia y la codependencia en tu vida, te enseñará técnicas para manejar la ansiedad, la soledad y otras emociones difíciles. Trabajará contigo para que te valores y te respetes más a ti mismo. Te ayudará a establecer límites como aprender a decir “no” y a defender tus necesidades.
  2. Dedica tiempo a conocerte mejor. Explora tus miedos, tus fortalezas y tus debilidades.
  3. Invierte en actividades que te ayuden a crecer como persona, como cursos, talleres o hobbies.
  4. Cuida tu cuerpo a través de una alimentación saludable y ejercicio regular, ya que esto influye en tu bienestar emocional.

 

 

Referencias

Beattie, M. (2004). Más allá de la codependencia: Cómo crecer y mejorar nuestras relaciones y convivencia con los demás

Castello, J. (2010). Dependencia emocional. Características y Tratamiento. Barcelona: Psicología Alianza Editorial.

Patsi, L. & Requena, S. (2020). Relación entre los esquemas desadaptativos con la dependencia emocional en mujeres en situación de violencia de pareja. Revista de investigación psicológica, (23), 9-34.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Factores de protección contra el suicidio

Septiembre es un mes en el que se visibiliza la Prevención del Suicidio. Respecto a este fenómeno, actualmente las cifras revelan una crisis creciente de salud mental, especialmente entre jóvenes y mujeres, con un aumento del 25% en intentos de suicidio. En Colombia, los datos son alarmantes. Según un informe del Instituto de Medicina Legal correspondiente al primer trimestre de 2024, se registraron 712 casos de suicidio, de los cuales 205 fueron cometidos por jóvenes entre los 18 y 28 años, y 186 por personas de entre 29 y 44 años.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa de mortalidad por suicidio en América Latina ha ido aumentando, mientras que en todas las demás regiones y estados miembro de la OMS ha disminuido; destacando la urgente necesidad de hacer de la prevención del suicidio una prioridad en la región.

 

El lema del Día Mundial para la Prevención del Suicidio durante el período 2024-2026 es “Cambiar la narrativa”. Este enfoque tiene como objetivo transformar la manera en que la sociedad percibe el suicidio, pasando de una cultura de silencio a una de apertura, empatía y diálogo. Fomentando con ello una cultura de comprensión y apoyo.

La prevención del suicidio requiere un enfoque interdisciplinario que involucre a los sectores educativos, de atención en salud y de políticas públicas, entre muchos otros. Puesto que es un esfuerzo y responsabilidad colectiva que incluye la implementación de factores de protección que involucra a las personas, las familias y las comunidades.

 

¿Qué son los factores de protección contra el suicidio?

Son características personales o ambientales que reducen la probabilidad de suicidio. Estos factores actúan como un amortiguador contra los factores de riesgo y pueden mejorarse mediante intervenciones específicas, que desempeñan un papel fundamental en las estrategias integrales de prevención del suicidio.

 

Conexiones sociales positivas

Incluyen vínculos familiares sólidos, amistades confiables y relaciones de apoyo con mentores o miembros de la comunidad. Las personas que cultivan estos vínculos sociales positivos son menos propensas a experimentar aislamiento, un factor de riesgo sustancial para el suicidio.

 

Estas conexiones permiten un diálogo abierto sobre el bienestar emocional, creando así una dinámica relacional en la que se normaliza la búsqueda de ayuda para el sufrimiento mental. Además, estos vínculos sociales imparten un sentido de pertenencia y comunidad, y sirven como escudo protector contra los factores estresantes y las adversidades inevitables de la vida.

Acceso a la atención de salud mental

En un entorno en el que la atención de salud mental está fácilmente disponible, las personas tienen más probabilidades de buscar ayuda cuando tienen ideación suicida u otros problemas de salud mental.

 

 

 

Esta accesibilidad se extiende más allá de las intervenciones terapéuticas para abarcar medidas preventivas, como la detección temprana de problemas de salud mental, iniciativas educativas relacionadas con la salud mental y apoyo específico para personas en riesgo. También es imperativo reducir el estigma que rodea al tratamiento de la salud mental, ya que a menudo constituye un obstáculo formidable para la búsqueda de ayuda. Los profesionales de la salud, los educadores y los responsables de las políticas pueden contribuir significativamente a la prevención del suicidio mejorando la accesibilidad de los servicios de salud mental, defendiendo su importancia y fomentando un espíritu social que priorice y apoye el bienestar mental.

 

Habilidades eficaces para afrontar y resolver problemas

Las habilidades para afrontar situaciones difíciles abarcan un espectro de estrategias que contienen técnicas de gestión del estrés, actividad física y práctica de la atención plena, todas las cuales ayudan a las personas a gestionar eficazmente la angustia emocional y las exigencias de la vida diaria.

 

Estas habilidades dotan a las personas de la capacidad de identificar soluciones a los desafíos de la vida, reduciendo así los sentimientos de desesperanza, que suelen estar asociados a los pensamientos suicidas. En conjunto, estas habilidades buscan mejorar la resiliencia, un poderoso factor determinante para evitar emergencias de salud mental.

 

Entornos escolares, laborales y comunitarios seguros y de apoyo

Los entornos seguros promueven el bienestar mental y la resiliencia al fomentar sentimientos de pertenencia, aceptación y seguridad. Al establecer una atmósfera que aliente el discurso abierto sobre la salud mental y ofrezca recursos para quienes enfrentan angustia emocional, las organizaciones comunitarias, las escuelas y los lugares de trabajo se convierten en entornos acogedores y de apoyo para las personas.

 

Partiendo de esto, las instituciones pueden fomentar espacios enriquecedores a través de iniciativas como:

  • Mantener políticas contra el acoso y la intimidación
  • Promover programas e iniciativas que fomenten la inclusión y la diversidad.
  • Establecer un ambiente abierto y sin prejuicios que fomente activamente las conversaciones en torno a la salud mental.
  • Proporcionar recursos y apoyo de salud mental accesibles, incluido el acceso a consejeros y otros profesionales de la salud mental.
  • Organizar programas de concientización sobre la salud mental, talleres y seminarios dedicados a la salud mental y la prevención del suicidio.
  • Capacitar al personal, maestros o líderes comunitarios en prevención del suicidio, primeros auxilios en salud mental e identificación de personas en riesgo.
  • Promover actividades y eventos que fomenten un sentido de comunidad y pertenencia.

 

Referencias

Fernández Moratilla, E. (2020). Prevención del suicidio en adolescentes: Un programa integral basado en sus factores de riesgo y de protección.

 

González-Sancho, R., & Picado Cortés, M. (2020). Revisión sistemática de literatura sobre suicidio: factores de riesgo y protectores en jóvenes latinoamericanos 1995-2017. Actualidades en psicología, 34(129), 47-69.

 

López, H. A. A. (2012). Factores de éxito en programas de prevención del suicidio. Revista Vanguardia Psicológica Clínica Teórica y Práctica, 3(2), 215-225.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga.

Psicología de la adicción. Recompensa y aprendizaje

La adicción, un fenómeno complejo que va más allá del simple consumo de sustancias, su aparición es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, es fundamental recordar que las adicciones pueden ser tratadas y que una detección temprana puede marcar la diferencia en la vida de la persona.

 

Para comprender qué es una adicción, y por qué es tan difícil frenar los impulsos adictivos, es necesario conocer el circuito de recompensa cerebral.

El cerebro es el órgano responsable de guiar la conducta y las reacciones corporales y dentro de este funciona el sistema de recompensa cerebral el cual es un complejo neuronal que permite sentir y experimentar sensaciones de deseo y placer o gratificación, como respuesta a determinados estímulos electroquímicos. En este caso, la conducta adicta altera el funcionamiento cerebral natural relacionado con el deseo y la gratificación; provocando un desequilibrio en el que la persona necesita consumir cada vez más para obtener una recompensa, que siempre es pasajera y menos pronunciada de lo que se espera.

La sensación de bienestar producida por la administración de alguna sustancia o conducta repetida es un componente propio de la iniciación en su consumo, dando paso a una situación regida por el deseo irrefrenable de probarlo nuevamente. De esto se deriva que, la adicción no es solo un problema físico, sino también psicológico que afecta profundamente la forma en que pensamos, sentimos y nos comportamos.

 

Dentro de los mecanismos psicológicos que se han identificado en la formación de la adicción se destacan:

  1. Refuerzo positivo: Las sustancias adictivas o las conductas problemáticas proporcionan una sensación de placer o alivio inmediato, lo que refuerza su repetición.
  2. Condicionamiento clásico: El entorno y las situaciones asociadas al consumo de la sustancia o a la conducta adictiva pueden desencadenar fuertes antojos.
  3. Aprendizaje asociativo: El cerebro aprende a asociar la sustancia o la conducta con el alivio de emociones negativas, como el estrés o la ansiedad.

Comprender los mecanismos psicológicos que subyacen a la adicción es una tarea fundamental, para desarrollar tratamientos efectivos y prevenir recaídas.

Es ahí donde las intervenciones enmarcadas por la psicología buscan apoyar a las personas con problemáticas relacionadas al consumo de sustancias (alcohol, tabaco y drogas) y conductas adictivas (ludopatía, atracón, etc.) en las diversas etapas de su proceso, mediante procedimientos terapéuticos basados en evidencia científica.

 

Estas intervenciones se orientan a motivar el cambio en la conducta de consumo, establecer objetivos, alcanzarlos y mantenerlos, a la par de buscar la mejora en la calidad de vida y la mitigación de las consecuencias del consumo.

Las conductas adictivas son patrones de conducta repetitivos, que, entre sus consecuencias, incluyen el aumento de su ocurrencia, la intensidad y la gravedad de las problemáticas asociadas, tienden a generar cambios en el cerebro y asociarse con muchas problemáticas de índole psicológica, emocional y conductual. tanto generando las mismas como empeorando condiciones preexistentes.

Un enfoque multidisciplinario para afrontar la adicción

El abordaje de las adicciones tanto a sustancias (alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, heroína, drogas de síntesis, etc.) como sin sustancia (adicciones comportamentales) debe ser integral, teniendo en cuenta los aspectos sociales, psicológicos y biológicos involucrados. La evidencia científica disponible avala, sin ningún lugar a dudas, este enfoque integral.

Los programas de tratamiento más efectivos suelen combinar:

  1. Terapia cognitivo-conductual: Ayuda a los pacientes a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos asociados a la adicción.
  2. Terapia de aceptación y compromiso: Fomenta la aceptación de las experiencias difíciles y el desarrollo de habilidades para vivir una vida más plena.
  3. Medicamentos: En algunos casos, los medicamentos pueden ser útiles para reducir los síntomas de abstinencia y prevenir la recaída.
  4. Grupos de apoyo: Grupos como Alcohólicos Anónimos ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y recibir apoyo social.

Con este tipo de programas se busca conseguir un cambio en la conducta del paciente a través de la aceptación del problema y de una reorientación de sus comportamientos. No se trata de realizar un control extremo sobre sus conductas o retirarlas totalmente, sino cambiar el enfoque y la relación que se le da con la adicción.

 

Referencias

Kuhar, M. (2016). El cerebro adicto: por qué abusamos de las drogas, el alcohol, la nicotina y muchas cosas más. Ediciones UC.

Iglesias, E., & Guadalupe, L. (2003). Psicología de la salud y adicciones: perspectiva terapéutica. Revista de Psicología, 21(1), 71-106.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Adicción: Más allá del placer, una cadena que atrapa

La adicción, un término que evoca imágenes de sustancias como drogas o alcohol, es en realidad un fenómeno mucho más complejo que abarca una amplia gama de comportamientos. Desde el juego compulsivo hasta las redes sociales, la adicción se caracteriza por un patrón de comportamiento repetitivo que causa daño significativo en la vida de la persona.

 

¿Qué es la adicción?

Se caracteriza por una modificación del comportamiento y otras reacciones que siempre obedecen a un impulso irreprimible y la búsqueda compulsiva de una recompensa, a pesar de las consecuencias. Este comportamiento altera los circuitos cerebrales relacionados con el placer, la motivación y el autocontrol.

Esta búsqueda compulsiva lleva a la persona a continuar con el comportamiento a pesar de las consecuencias negativas para su salud, relaciones y vida en general. En este punto, es importante destacar que la adicción no es un signo de debilidad de carácter, sino una enfermedad compleja que afecta a personas de todos los orígenes sociales y económicos.

 

Algunos de los cambios que se perciben en una persona con adicción son:

  1. Toda adicción provoca cambios en el cerebro que refuerzan el comportamiento adictivo.
  2. La persona adicta pierde la capacidad de controlar su comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas.
  3. La persona adicta suele negar o minimizar los problemas causados por su adicción.
  4. Las adicción genera consecuencias para la salud física y mental, además que deteriora las relaciones sociales y el desempeño laboral.

 

¿Qué causa la adicción?

Las causas de la adicción son multifactoriales y aún no se comprenden completamente. Sin embargo, se han identificado varios factores de riesgo, entre ellos:

  1. Factores genéticos: La predisposición genética puede aumentar el riesgo de desarrollar una adicción.
  2. Factores ambientales: La exposición a sustancias adictivas, el estrés, el trauma y la falta de apoyo social pueden desencadenar una adicción.
  3. Factores psicológicos: Personalidad, trastornos de la personalidad y problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad pueden aumentar la vulnerabilidad

 

Tipos de adicción

Las adicciones pueden clasificarse en dos grandes grupos de tipos: aquellas que dependen de sustancias químicas, conocidas como drogodependencias, y aquellas donde el objeto del consumo se orienta a actitudes, comportamientos, relaciones con personas u objetos, conocidas como adicciones comportamentales o conductuales.

 

Adicciones a sustancias

Estas son las adicciones más conocidas y se caracterizan por el consumo compulsivo de sustancias químicas que alteran el funcionamiento del cerebro. Algunos ejemplos incluyen: Alcohol, nicotina, cocaína, heroína, marihuana, anfetaminas, éxtasis.

Adicciones conductuales

Se caracterizan por la participación compulsiva en actividades o comportamientos, a pesar de las consecuencias negativas. Algunos ejemplos incluyen: ludopatía, adicción al sexo, adicción a la comida, adicción a las compras, adicción a internet y a las redes sociales.

Antes de llegar a la adicción, cuando una persona consume una droga o realiza una actividad con frecuencia, su cuerpo y mente se acostumbran a ella. Lo que puede llevar a dos situaciones:

  1. Tolerancia: Necesitad de aumentar el uso o proporción de la sustancia o actividad para sentir el mismo efecto.
  2. Dependencia: Al dejar de consumir o realizar esa actividad, se experimentan síntomas desagradables, como ansiedad, irritabilidad o incluso síntomas físicos.

El consumo de sustancias o la práctica de ciertos comportamientos puede evolucionar a lo largo del tiempo. Inicialmente, puede comenzar como un uso ocasional y sin consecuencias significativas. Sin embargo, con el tiempo, este consumo puede convertirse en abuso y, eventualmente, en dependencia. A continuación, se describen sus diferencias:

  1. Uso: Consumo ocasional sin consecuencias negativas significativas.
  2. Abuso: Consumo que genera consecuencias negativas para la persona o su entorno.
  3. Dependencia: Pérdida de control sobre el consumo, con una fuerte necesidad de la sustancia o actividad y la aparición de síntomas de abstinencia.

 

¿Cómo se trata una adicción?

El tratamiento para una adicción es un proceso complejo que requiere un enfoque multidisciplinario, donde es importante valorar diferentes variables, como el tipo de adicción, la edad, la ubicación geográfica, el sexo de la persona. Las opciones para poder intervenir pueden incluir:

 

 

  1. Desintoxicación: Proceso de eliminación de la sustancia adictiva del organismo.
  2. Terapia conductual: Técnicas como la terapia cognitivo-conductual ayudan a los pacientes a modificar sus pensamientos y comportamientos.
  3. Medicamentos: Algunos medicamentos pueden ayudar a reducir los síntomas de abstinencia y a prevenir la recaída.
  4. Grupos de apoyo: Algunos grupos ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y recibir apoyo.

 

Prevención

El objetivo principal de la prevención es proteger a las personas de los riesgos asociados al consumo abusivo de sustancias y otras conductas adictivas. Esto implica no solo evitar que las personas inicien el consumo, sino también prevenir que un consumo ocasional se convierta en un problema crónico y que afecte negativamente su vida y la de quienes les rodean.

Estas estrategias pueden estar dirigidas a la población en general (prevención universal), a grupos específicos con mayor riesgo (prevención selectiva) o a individuos que ya han iniciado el consumo (prevención indicada). Algunas de las medidas a tomar en esta fase preventiva son:

Educación Informar a los jóvenes sobre los riesgos del consumo de sustancias y los comportamientos adictivos.
Fortalecimiento de habilidades sociales Desarrollar habilidades como la comunicación, la resolución de problemas y la autoestima puede ayudar a prevenir la adicción.
Promoción de estilos de vida saludables Fomentar la actividad física y una alimentación saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar una adicción.

 

Referencias

Apud, I., & Romaní, O. (2016). La encrucijada de la adicción. Distintos modelos en el estudio de la drogodependencia. Salud y drogas, 16(2), 115-125.

Becoña, E. (2016). La adicción “no” es una enfermedad cerebral. Papeles del psicólogo, 37(2), 118-125.

Lara, P. T., & Takahashi, H. (1999). ¿Qué es la adicción? Liberaddictus.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Toma de decisiones: El recorrido de una elección

La toma de decisiones es una habilidad fundamental que permea nuestra vida diaria. Desde elegir qué desayunar hasta tomar decisiones profesionales importantes, estamos constantemente evaluando opciones y seleccionando un curso de acción. Pero, ¿qué procesos mentales intervienen en esta acción aparentemente sencilla? ¿Cómo podemos tomar mejores decisiones?

 

 

¿Qué es la toma de decisiones?

La toma de decisiones es un proceso cognitivo complejo que implica evaluar diferentes alternativas, sopesar sus posibles consecuencias y seleccionar la opción que mejor se ajusta a nuestros objetivos y valores. Es un proceso que se ve influenciado por una variedad de factores, tanto internos como externos.

Factores que influyen en la toma de decisiones

Emocionales Las emociones pueden sesgar las decisiones, haciendo que elijamos opciones que nos hacen sentir bien a corto plazo, aunque no sean las mejores a largo plazo.
Cognitivos Las creencias, valores, conocimientos y experiencias previas influyen en cómo percibimos las situaciones y en las opciones que se tienen en consideración.
Sociales La presión social, las opiniones de los demás y las normas culturales pueden influir en las elecciones.
Contextuales El contexto en el que se toma una decisión puede afectar significativamente el resultado.

Modelos de toma de decisiones

 

Existen diversos modelos que intentan explicar cómo tomamos decisiones. Algunos de los más conocidos son:

 

 

  1. Modelo racional: Asume que las personas toman decisiones de manera lógica y objetiva, evaluando todas las opciones posibles y seleccionando la que maximiza el beneficio.
  2. Modelo heurístico: Propone que las personas utilizan atajos mentales (heurísticos) para tomar decisiones de manera rápida y eficiente, aunque esto puede llevar a errores y sesgos.
  3. Modelo de toma de decisiones basado en prospectos: Este modelo sugiere que las personas tienden a ser más sensibles a las pérdidas que a las ganancias, lo que puede influir en sus decisiones.

 

Cómo tomar mejores decisiones

Aunque puede haber muchas variaciones en el marco de toma de decisiones, es importante que tengas en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Identifica tus valores, creencias y sesgos cognitivos para tomar decisiones más alineadas con tus objetivos.
  2. Antes de tomar una decisión, investiga y recopila toda la información relevante.
  3. No te límites a las primeras opciones que se te ocurran, contempla las alternativas.
  4. Piensa en las posibles consecuencias a corto y largo plazo de cada opción.
  5. Pondera los datos a favor y en contra de cada alternativa. Identifica los posibles inconvenientes en relación con las posibles recompensas.
  6. Una vez que has tomado una decisión, ¡actúa! Desarrolla un plan de proyecto relacionado con tu decisión, para hacer que está sea tangible y alcanzable.
  7. No tengas miedo a equivocarte: Los errores son parte del proceso de aprendizaje.

 

Referencias

Evans, M. I. V. (2006). El proceso de toma de decisiones como un espacio para el aprendizaje en las organizaciones. Revista Ciencias Estratégicas, 14(16), 153-169.

Gomez, H. (2011). Toma de decisiones.

Loy, I., Sierra, S. C., Andreu, F. A., Peña, P. S., Bernardo, I. Á., & Fernández, J. M. (2009). La toma de decisiones como proceso psicológico general: la supuesta excepción de la psicología experimental del condicionamiento. Revista de Historia de la Psicología, 30(2), 195-206.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga.

Disciplina en entornos deportivos: Un pilar fundamental

La disciplina en el deporte es mucho más que simplemente seguir reglas. Es un conjunto de valores, hábitos y actitudes que permiten a los deportistas alcanzar su máximo potencial y disfrutar plenamente de la práctica deportiva.

 

 

 

La disciplina en el deporte se puede definir como la capacidad de:

  1. Cumplir con las reglas y normas establecidas: Tanto las oficiales como las propias del equipo o disciplina.
  2. Seguir un entrenamiento riguroso: Asistir a las prácticas, realizar los ejercicios y cumplir con los objetivos planteados.
  3. Controlar las emociones: Mantener la calma bajo presión y manejar la frustración de manera adecuada.
  4. Trabajar en equipo: Colaborar con los compañeros y respetar las decisiones del entrenador.

 

La disciplina en los ambientes de actividad física está influenciada por diversos factores, entre ellos la orientación a las metas y el clima motivacional. Diferentes estudios han demostrado que los deportistas orientados a la tarea y que perciben un clima motivacional centrado en el aprendizaje son más propensos a mostrar un comportamiento disciplinado.

Por el contrario, un clima motivacional orientado al ego, centrado en la competencia y la evaluación, tiende a fomentar conductas indisciplinadas. Esto se debe a que la orientación a la tarea fomenta una motivación intrínseca y el clima motivacional orientado a la tarea crea un ambiente propicio para el desarrollo de habilidades sociales y la colaboración, que permiten:

 

  1. Alcanzar un nivel de excelencia deportiva más alto.
  2. Fomentar valores como el respeto, la perseverancia, el compromiso y la autodisciplina.
  3. Seguir las indicaciones del entrenador y cuidar el cuerpo, se reducen las posibilidades de sufrir lesiones.
  4. Crear un ambiente de trabajo positivo y colaborativo.

 

La disciplina no solo influye en el rendimiento deportivo, sino que también tiene un impacto significativo en el desarrollo personal de los individuos. Estudios han demostrado que los deportistas disciplinados tienden a tener una mayor autoestima, una mejor capacidad para manejar el estrés y una mayor satisfacción con la vida en general. Partiendo de esos beneficios y para fomentar su entrenamiento es fundamental:

  1. Establecer metas claras y alcanzables, donde los objetivos sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y delimitados en el tiempo (SMART).
  2. Generar un clima de confianza y respeto, donde los deportistas se sientan motivados a dar lo mejor de sí mismos.
  3. Ofrecer feedback constructivo para que los deportistas identifiquen sus fortalezas y áreas de mejora.
  4. Reconocer los avances y los éxitos motiva a los deportistas a seguir trabajando duro.

A través de la disciplina y el compromiso, no solo los deportistas pueden adquirir valiosas habilidades como la organización, la responsabilidad y la autoestima. Como se evidencia en el artículo, actividades cómo el deporte, fomentan la perseverancia y búsqueda de la excelencia, permitiendo a los individuos alcanzar sus metas y construir un futuro más prometedor.

 

 

Referencias

Jiménez, C. (2020). La disciplina en el deporte.

Moreno, J., Alonso, N., Martínez, C., & Cervelló, E. (2005). Motivación, disciplina, coeducación y estado de flow en educación física: Diferencias según la satisfacción, la práctica deportiva y la frecuencia de práctica. Cuadernos de Psicología del Deporte, 5(1-2).

Ursino, D., Abal, F., Cirami, L., & Barrios, R. (2020). La evaluación del rendimiento deportivo en psicología del deporte: una revisión sistemática.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Resiliencia ¿Cómo superar momentos difíciles?

El ser humano cuenta con una capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones difíciles, traumas, adversidades y estrés significativo. Y es que todos enfrentamos desafíos en la vida, pero dicha capacidad para superar estos momentos de dificultad y salir fortalecidos es lo que define la resiliencia.

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia no significa evitar el dolor o la dificultad, sino aprender a enfrentarlos de manera efectiva y adaptarse a las circunstancias adversas. Las personas resilientes no sólo sobreviven a las crisis, sino que a menudo crecen y se desarrollan a través de ellas. La resiliencia implica una combinación de factores internos y externos, incluyendo una mentalidad clara, habilidades de afrontamiento, y una red de apoyo sólida.

Estrategias para desarrollar la resiliencia

Desarrollar resiliencia puede requerir cambios graduales y pequeños en aspectos como actitud ante la vida y una autoevaluación cuidadosa. Tal vez pueda comenzar este cambio por sí mismo, no obstante, un terapeuta o profesional de la salud también puede ayudarle.

 

 

  • Entender que el cambio es una parte inevitable de la vida. Aceptar lo que no se puede cambiar y centrarse en lo que se puede controlar ayuda a reducir el estrés.
  • Mantener una perspectiva optimista, aunque realista, puede ayudar a ver las oportunidades en medio de las dificultades. El optimismo no significa ignorar los problemas, sino enfrentarlos con una mejor actitud.
  • Mantener relaciones cercanas y de apoyo con amigos, familiares y colegas puede proporcionar un amortiguador emocional durante los tiempos difíciles.
  • No dude en buscar apoyo profesional si lo necesita. Los psicólogos pueden ofrecer estrategias y apoyo integral para hacerle frente a la situación problemática.
  • Mantener una buena salud física a través de la alimentación equilibrada, el ejercicio regular y el sueño adecuado puede fortalecer la capacidad para manejar el estrés.
  • Practicar técnicas de relajación, como la meditación y el yoga, y hacer tiempo para actividades que disfrutas puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el bienestar general.

 

Desarrollar habilidades de afrontamiento

La resiliencia es una habilidad, aunque algunas personas parecen ser naturalmente más resilientes, todos podemos entrenar esta capacidad a través de estrategias conscientes y prácticas, para ello puedes:

 

 

 

  • Abordar los problemas de manera directa y efectiva, desarrollando estrategias de solución de problemas y estableciendo objetivos alcanzables.
  • Aprender a gestionar las emociones a través de técnicas como la atención plena (mindfulness) y la regulación emocional puede ayudar a mantener la calma y la claridad en situaciones de estrés.
  • Identificar valores y establecer metas significativas puede proporcionar un sentido de propósito y dirección.

Para algunas personas, la espiritualidad o una filosofía de vida coherente puede proporcionar un marco de referencia que ayuda a enfrentar las adversidades.

Referencias

Coronado, J., & Pírela, R. (2020). Niveles de resiliencia y estrategias de afrontamiento: reto de las instituciones de educación superior. Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado, 23(3).

Pérez, P., Pérez, H., & Guevara, G. (2022). Factores de riesgo y desarrollo de resiliencia en adolescentes. Revista Científica UISRAEL, 9(2), 23-38.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Por nuestros hijos. Concertando acuerdos tras una separación

En las últimas décadas, el modelo familiar ha experimentado transformaciones significativas. El divorcio, antes un tema tabú, se ha convertido en una realidad cada vez más común. En Colombia, por ejemplo, se han registrado un promedio anual de 23.334 separaciones entre 2016 y 2023. Ante este escenario, resulta evidente la necesidad de brindar acompañamiento a las familias que atraviesan este proceso, con el objetivo de minimizar el impacto negativo, especialmente en los niños.

La separación conyugal, lejos de ser un estigma, se ha posicionado como una opción viable para resolver conflictos familiares como la violencia intrafamiliar, la falta de comunicación y otros problemas que afectan la dinámica familiar.

 

 

Cuando la decisión de separarse es tomada de mutuo acuerdo, se facilita un proceso más pacífico y menos traumático para todos los involucrados, en particular para los hijos. Al aceptar la nueva realidad familiar, los niños tienen mayores posibilidades de adaptarse a los cambios y construir relaciones saludables con ambos padres.

 

El impacto de la separación en los hijos e hijas

La separación conyugal es un evento que genera un profundo impacto emocional tanto en los padres como en los hijos. La ruptura de la pareja implica una serie de cambios significativos que pueden desencadenar sentimientos de ansiedad, estrés, tristeza y confusión en todos los miembros de la familia.

 

La inestabilidad emocional de los padres, a su vez, influye directamente en el bienestar psicológico de los niños, quienes experimentan una serie de ajustes y desafíos en diferentes ámbitos de la vida, como:

Psicoemocionales

 

Sentimientos de:

 

–          Abandono por no entender qué está pasando y por qué abandona uno de los progenitores el hogar.

–          Frustración e impotencia por todos los cambios de rutina que ocurren en la vida diaria.

–          Culpabilidad si no se les ha explicado claramente la causa de la separación.

–          Rechazo hacia los padres porque les dedican menos tiempo (el ausente porque no está y el presente porque tiene que asumir obligaciones que anteriormente se compartían entre ambos cónyuges), etc.

 

El malestar emocional del niño se manifiesta en:

 

–          Problemas emocionales: irritabilidad y llanto o incluso cuadros de ansiedad y depresión.

–          Somatizaciones: que pueden ser de tipo gastrointestinal (vómitos, diarrea, estreñimiento, gastralgia), neurológico (tics nerviosos, balanceo, regresión en el neurodesarrollo), dermatológico (eccema, aftas, empeoramiento del acné).

–          Problemas de comportamiento: desobediencia, agresividad, consumo de tóxicos.

–          Trastornos de eliminación: enuresis, encopresis, sobre todo en los niños más pequeños.

–          Trastornos del sueño: tanto de iniciación como de mantenimiento.

–          Accidentes: mayor propensión a sufrirlos debido tanto a la falta atencional que se observa cuando hay problemas emocionales, como por una conducta impulsiva que suele haber cuando hay problemas de comportamiento.

Académicas Presentan problemas de concentración y atención que acaba afectando el rendimiento académico.
Sociales Cambios en las relaciones con miembros de la familia extensa, como son los abuelos, tíos, primos, etc. Cuando es una separación conflictiva pueden quedar dañados los lazos afectivos con una rama familiar, o ser muy tensa.
Económicas Conlleva una disminución de ingresos económicos que algunas veces puede llegar a ocasionar situaciones de pobreza no permitiendo una adecuada alimentación o tener acceso al necesario material escolar, mientras en otras ocasiones el niño sufrirá una cierta exclusión social al no poder ya asumirse actividades de ocio u actividades extraescolares anteriormente asumibles.

A veces los padres tienen que aumentar las horas diarias de

trabajo para mantener el mismo estatus social. Otras veces, el padre que no tiene la guarda y custodia deja de ayudar económicamente a los hijos creando la necesidad que el otro progenitor tenga que trabajar más horas fuera del hogar. Ambas situaciones suelen aumentar la sensación de abandono en los hijos.

Como hacer de la separación un proceso amable.

Para minimizar el impacto emocional de la separación en los niños, es esencial que los padres se preparen adecuadamente antes de hablar con ellos. Ambos deben estar de acuerdo en cómo comunicar la noticia y en cómo abordar las preguntas y preocupaciones de sus hijos.

 

Es importante elegir un momento tranquilo y privado para esta conversación, brindar un entorno emocionalmente seguro y asegurarse de que los niños se sientan escuchados y comprendidos, recordando que frente a esta situación los hijos e hijas pueden necesitar:

  • Sentir que son amados: Ambos padres deben asegurar a sus hijos que los aman y que siempre estarán ahí para ellos.
  • Estabilidad: Es importante mantener rutinas y horarios lo más estables posible.
  • Honestidad: Los padres deben explicar la separación a los hijos de una manera adecuada a su edad y evitando culpas.
  • Apoyo profesional: Si los niños muestran signos de dificultad para adaptarse a la nueva situación, es recomendable buscar ayuda de un psicólogo infantil.

Puntos clave a considerar

  1. Se debe determinar quién tendrá la custodia de los hijos y establecer un régimen de visitas para el otro progenitor.
  2. Es fundamental establecer canales de comunicación claros y respetuosos para discutir temas relacionados con los hijos, evitando culpas y reproches.
  3. Definir quién tomará las decisiones importantes sobre la educación, salud y bienestar de los hijos.
  4. Establecer acuerdos sobre cómo se repartirán los gastos relacionados con los hijos, como alimentación, educación y actividades extraescolares.
  5. Si los hijos cambian de colegio o de casa, es importante planificar la transición de manera cuidadosa para minimizar el impacto en su vida.
  6. Los acuerdos deben ser flexibles y adaptables a las necesidades cambiantes de los hijos.
  7. Los hijos no deben sentirse presionados a tomar partido o a ser intermediarios entre sus padres.

La separación de una pareja puede ser un proceso doloroso, pero con una buena comunicación y la voluntad de cooperar, los padres pueden establecer acuerdos que beneficien a sus hijos. Al priorizar el bienestar de los niños y buscar ayuda profesional si es necesario, es posible minimizar el impacto negativo de la separación en sus vidas.

 

Referencias

Gómez, C., Lopera, E., y Rodríguez, A. (2020). Separación conyugal, efectos en la salud mental de los hijos. Poiésis, (38), 107-129.

López, S. (2009). El sistema familiar ante el divorcio: factores de riesgo y protección y programas de intervención. Cultura y Educación, 21(4), 391–402.

Roizblatt, A., Leiva, V., & Maida, A. (2018). Separación o divorcio de los padres. Consecuencias en los hijos y recomendaciones a los padres y pediatras. Revista chilena de pediatría, 89(2), 166-172.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Honrar la memoria: Transitar el camino del duelo y la pérdida

El duelo es una respuesta natural y emocional ante la pérdida de alguien o algo significativo en nuestras vidas. Puede ser uno de los desafíos más difíciles que enfrentamos, pero entender el proceso y aprender cómo afrontarlo puede ayudarnos a navegar este doloroso camino.

En este artículo, exploraremos qué es el duelo, las etapas que lo componen y estrategias efectivas para afrontarlo.

 

¿Qué es el Duelo?

Es el proceso de adaptación emocional que ocurre después de una pérdida.

Puede ser provocado por la muerte de un ser querido, pero también puede surgir tras otras pérdidas significativas, como el fin de una relación, la pérdida de un empleo, o la pérdida de salud. Este proceso es una experiencia única y personal; no hay una forma correcta o incorrecta de vivirlo, y cada persona lo experimenta de manera diferente.

Existe un modelo propuesto por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross para entender el proceso del duelo, el cual se encuentra compuesto por cinco etapas. Aunque no todas las personas pasan por estas etapas de manera lineal, ni experimentan todas ellas, el modelo proporciona una estructura útil para comprenderlo:

 

Negación

Esta es la primera reacción a la pérdida. La negación actúa como un mecanismo de defensa temporal, ayudando a amortiguar el impacto inmediato. Durante esta etapa, la realidad de la pérdida puede ser difícil de aceptar.

Ira

A medida que la realidad de la pérdida se asienta, la negación cede paso a la ira. Esta ira puede dirigirse hacia uno mismo o hacia otras personas.

Negociación

En esta etapa, las personas a menudo intentan negociar con una fuerza mayor para revertir la pérdida. Pueden surgir pensamientos como “Si solo hubiera hecho algo diferente…”

Depresión

La tristeza profunda y la depresión son respuestas naturales a una pérdida significativa. Durante esta etapa, las personas pueden sentir una profunda sensación de vacío y desesperanza.

Aceptación

Finalmente, la aceptación implica reconocer la realidad de la pérdida y comenzar a adaptarse a la vida sin la persona o cosa perdida. No significa que el dolor haya desaparecido, sino que la persona ha encontrado una manera de seguir adelante.

Afrontar el duelo puede ser desafiante, pero hay varias estrategias que pueden ayudar a manejar el proceso:

  1. Es importante permitirte experimentar y expresar tus emociones. Llorar, sentir tristeza, rabia o confusión es una parte normal del duelo. No te apresures a “superar” la pérdida.
  2. Hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede proporcionar un valioso apoyo emocional. Compartir tus sentimientos puede ayudarte a procesar la pérdida.
  3. Mantener una rutina regular, comer bien, hacer ejercicio y descansar lo suficiente son aspectos cruciales para el bienestar físico y emocional durante el duelo.
  4. Encontrar formas significativas de recordar y honrar a la persona o cosa perdida puede ser terapéutico. Esto puede incluir rituales, memoriales o simplemente reflexionar sobre los buenos recuerdos.
  5. Aunque el duelo puede hacer que te sientas solo, intenta mantenerte conectado con tu red de apoyo. El aislamiento puede intensificar el dolor emocional.
  6. Si el duelo se siente abrumador y afecta significativamente tu vida diaria, considerar la ayuda de un profesional de la salud mental puede ser beneficioso. Terapias como el duelo guiado pueden ofrecer estrategias específicas y apoyo durante este difícil proceso.

El duelo no tiene un marco de tiempo específico. Cada persona sana a su propio ritmo. Sé amable y paciente contigo mismo mientras atraviesas este proceso.

El duelo es una experiencia profundamente personal, compleja y difícil de enfrentar. No obstante, entender las etapas por las cuales se puede transitar y apropiarse de las estrategias para afrontarlo puede proporcionar una hoja de ruta para afrontar este proceso emocional.

Recuerda, no estás solo y puedes buscar apoyo si así lo requieres. Cuidar de ti mismo puede ser de ayuda para encontrar una manera de seguir adelante, honrando la memoria de lo que has perdido mientras avanzas hacia un nuevo capítulo en la vida.

Referencias

American Psychological Association. (2021). Grief: Coping with the loss of your loved one. https://www.apa.org/topics/families/grief

Fernández, J. & Gómez, M. (2022). Resiliencia y duelo ante la pérdida de un ser querido: Una revisión sistemática. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 27(2), 129-139.

Flórez, S. (2002). Duelo. Anales del sistema sanitario de Navarra. 25, 77-85.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga.

¡Quiero ir al psicólogo! ¿Qué esperar de un espacio terapéutico?

Tomar la decisión de ir al psicólogo es un paso valiente hacia el bienestar emocional y mental. Sin embargo, muchas personas se sienten ansiosas o inseguras acerca de lo que pueden encontrar en un espacio terapéutico.

A continuación, aclararemos algunas de las principales inquietudes para que, al acudir a un profesional, tu decisión sea informada y te cause seguridad.

 

¿Qué es la terapia psicológica?

También conocida como psicoterapia, es un proceso colaborativo entre un individuo y un psicólogo entrenado. Este proceso se lleva a cabo en un ambiente seguro y confidencial, donde se exploran pensamientos, emociones y comportamientos con el objetivo de mejorar la salud mental y el bienestar de la persona.

En la psicoterapia, los psicólogos aplican procedimientos validados científicamente para ayudar a las personas a desarrollar hábitos más saludables y eficaces. Es un tratamiento colaborativo basado en el diálogo, que le permite a la persona hablar abiertamente sobre aquello que le inquieta.

El proceso terapéutico: ¿Qué ocurre en las sesiones?

En un proceso de psicoterapia encontrarás una ruta de acción que se divide en diferentes momentos, cada sesión de terapia es única y se adapta a las necesidades y objetivos individuales. Sin embargo, hay algunos elementos comunes que puedes esperar:

Primera sesión Suele ser una toma de contacto inicial entre el terapeuta y el cliente. Aquí se establece una relación de confianza y se discuten las razones que te llevaron a buscar ayuda.

 

Esto es lo que puedes esperar:

 

El terapeuta se presentará y te explicará el proceso de la terapia, incluyendo la confidencialidad y los límites de la misma. Se te pedirá que hables sobre los problemas o síntomas que estás experimentando, así como tus objetivos y expectativas de la terapia.

 

Es probable que el terapeuta haga preguntas sobre tu historia personal, familiar y médica para obtener una visión completa de tu situación.

 

Juntos, tú y tu terapeuta identificarán los objetivos de la terapia. Estos objetivos pueden ser específicos (como reducir la ansiedad) o más generales (como mejorar el bienestar emocional).

Exploración y Reflexión En esta fase, el terapeuta te ayudará a explorar tus pensamientos, emociones y comportamientos. Esto puede implicar discutir experiencias pasadas, situaciones actuales y preocupaciones futuras.
Uso de técnicas terapéuticas para evaluación. Dependiendo de la formación y enfoque del terapeuta, se pueden utilizar diversas técnicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia psicodinámica, entre otras. Estas técnicas están diseñadas para ayudarte a identificar patrones negativos, desarrollar nuevas habilidades de afrontamiento y promover cambios positivos.
Desarrollo de habilidades A lo largo del proceso terapéutico, aprenderás nuevas habilidades para manejar el estrés, regular tus emociones, mejorar la comunicación y resolver conflictos.
Seguimiento y Evaluación El terapeuta monitorizará tu progreso y hará ajustes en el plan de tratamiento según sea necesario. Juntos, revisarán los avances hacia tus objetivos y adaptarán las estrategias si es necesario.

 

Si vas a iniciar un proceso de psicoterapia, es importante tener expectativas realistas sobre este espacio. A continuación, te dejamos algunas consideraciones:

  1. La terapia es un proceso que requiere tiempo y compromiso. Los cambios significativos no ocurren de la noche a la mañana.
  2. Tu participación activa y disposición para trabajar en los problemas son cruciales para el éxito de la terapia.
  3. El proceso terapéutico puede tener altibajos. Es normal experimentar resistencia o incomodidad al abordar ciertos temas, pero esto es parte del crecimiento y el cambio.

No obstante, decidir ir al psicólogo es un paso importante hacia el cuidado de la salud mental y emocional. Entender qué esperar de un espacio terapéutico puede aliviar las preocupaciones y ayudarte a aprovechar al máximo esta experiencia.

Si estás considerando la posibilidad de ir al psicólogo, da ese primer paso con confianza, sabiendo que estás tomando una decisión positiva para tu salud mental y emocional. Te dejamos el enlace de la red ISUAP que agrupa a las Instituciones de Servicios Universitarios de Atención Psicológica, los enlaces van dirigidos al directorio de la red:

Por universidad: https://isuap.ascofapsi.org.co/directorio/

 

A nivel regional: https://www.ucatolica.edu.co/portal/wp-content/uploads/2022/06/directorio_centros_red_isuap.pdf

Referencias

American Psychological Association. (2023). Understanding psychotherapy and how it works. https://www.apa.org/topics/psychotherapy/understanding).

Bernardi, R., Defey, D., Garbarino, A., Tutté, J. C., & Villalba, L. (2004). Guía clínica para la psicoterapia. Rev Psiquiatr Urug, 68(2), 99-146.

Pérez, M. (2019). La psicoterapia como ciencia humana, más que tecnológica. Papeles del psicólogo, 40(1), 1-14. 3.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

¿Para qué voy al psicólogo? Explorando motivos para acercarse a un espacio psicoterapéutico

En algún momento de la vida, muchas personas se preguntan si necesitan o deberían ir al psicólogo. Este tipo de dudas son naturales, dado que aún persisten ciertos estigmas y malentendidos acerca de la terapia psicológica. Sin embargo, acudir a un psicólogo puede ser una decisión muy beneficiosa para una amplia gama de situaciones y necesidades.

 

 

 

 

¿Qué hace un psicólogo?

Un psicólogo es un profesional de la salud mental especializado en el estudio del comportamiento humano, los procesos mentales y las emociones. Existen diferentes áreas de acción, sin embargo, en esta oportunidad nos centraremos en el psicólogo clínico, quien, a través de diversas técnicas terapéuticas, brinda ayuda a las personas para poder comprender y resolver problemas emocionales, conductuales y cognitivos.

Es así, como la terapia psicológica ofrece un espacio seguro y confidencial para explorar pensamientos, sentimientos y comportamientos, facilitando el crecimiento personal y el bienestar emocional.

¿Cuáles son los motivos más frecuentes para ir al psicólogo?

No es necesario estar atravesando por un problema clínico grave para beneficiarse de la terapia psicológica, pues esta va más allá de la atención a problemas clínicos o trastornos mentales graves. Si bien estos son motivos importantes para buscar ayuda profesional, la psicología ofrece un abanico de posibilidades para mejorar el bienestar integral de las personas. A continuación, se presentan algunos de los motivos para acudir a un profesional de la salud mental:

Autoconocimiento y crecimiento personal Explorar las emociones y patrones de comportamiento

Espacio para comprender mejor las propias emociones, pensamientos y comportamientos, y cómo estos influyen en las relaciones y la vida en general.

 

Fortalecer la autoestima y la confianza en sí mismo

Un psicólogo puede ayudar a desarrollar una imagen personal más positiva, aumentar la autoconfianza y aprender a valorarse a uno mismo.

 

Desarrollar habilidades para la vida

Brindar herramientas para mejorar la comunicación, la resolución de conflictos, la toma de decisiones y otras habilidades importantes para la vida diaria.

 

Alcanzar metas personales

Identificar objetivos personales, establecer planes para alcanzarlos y superar obstáculos que puedan presentarse en el camino.

Manejo de situaciones difíciles Enfrentar el estrés, la ansiedad y la depresión

La terapia cognitivo-conductual (TCC) y otras técnicas psicológicas son altamente efectivas para manejar el estrés, la ansiedad y la depresión, trastornos que afectan a un gran porcentaje de la población.

 

Superar traumas y eventos difíciles

Ayuda a procesar y superar experiencias dolorosas, como traumas, duelos, separaciones o situaciones de violencia.

 

Mejorar las relaciones interpersonales

Brindar herramientas para mejorar la comunicación, la empatía y la resolución de conflictos en las relaciones con familiares, amigos, pareja o compañeros de trabajo.

 

Enfrentar enfermedades crónicas

Ayudar a las personas con enfermedades crónicas a manejar el dolor, la fatiga, la ansiedad y el estrés asociados a su condición, y mejorar su calidad de vida.

Búsqueda de bienestar y equilibrio Aprender a manejar las emociones

Enseñar técnicas para regular las emociones, manejar la ira, la frustración y la tristeza de manera saludable.

 

Desarrollar hábitos saludables

Ayudar a establecer hábitos de alimentación saludable, actividad física y sueño, que son fundamentales para el bienestar general.

 

Aumentar la resiliencia

Fortalecer la capacidad para afrontar los desafíos de la vida, adaptarse a los cambios y superar las dificultades.

 

Encontrar un sentido de propósito en la vida

Reflexionar sobre sus valores, intereses y metas, y encontrar un sentido de propósito en la vida.

Dificultades específicas Problemas de aprendizaje

La psicología educativa puede ayudar a identificar y superar dificultades de aprendizaje como dislexia, discalculia o TDAH.

 

Dificultades de atención e hiperactividad (TDAH)

Ayudar a las personas con TDAH a desarrollar estrategias para mejorar la atención, la concentración y la organización.

 

Trastornos de la alimentación

Puede ser un tratamiento efectivo para trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.

 

Adicciones

Ayudar a las personas con adicciones a sustancias o comportamientos a comprender las causas de su adicción, desarrollar estrategias para controlarla y mantenerse sobrias.

Dificultades en las relaciones Conflictos de Pareja

Las relaciones de pareja pueden enfrentar muchos desafíos. La terapia de pareja ayuda a mejorar la comunicación, resolver conflictos y fortalecer la relación.

 

Problemas Familiares

Los conflictos familiares pueden ser estresantes y dañinos. La terapia familiar puede ayudar a resolver problemas y mejorar la dinámica familiar.

 

Duelo y Pérdida

Perder a un ser querido es una de las experiencias más dolorosas. La terapia de duelo ofrece un espacio para expresar el dolor y encontrar maneras de seguir adelante.

La psicoterapia es una herramienta valiosa para cualquier persona que desee mejorar su bienestar emocional, resolver conflictos, crecer personalmente y vivir una vida en equilibrio, la cual permite explorar y abordar una amplia gama de problemas y desafíos, generando un espacio de contención que permite percibir beneficios para la propia vida:

 

  1. La terapia ofrece un entorno seguro y confidencial donde las personas pueden hablar libremente sobre sus problemas sin miedo a ser juzgadas.
  2. Los psicólogos proporcionan herramientas y estrategias prácticas para gestionar el diversos problemas emocionales y conductuales.
  3. Facilita el autoconocimiento, ayudando a las personas a comprender mejor sus pensamientos, emociones y comportamientos.
  4. Puede permitirte mejorar las habilidades de comunicación y resolución de conflictos, fortaleciendo las relaciones personales y profesionales.

Los psicólogos están capacitados para ofrecer apoyo profesional basado en la evidencia, lo que puede conducir a resultados más efectivos y duraderos.

 

Si estás considerando la posibilidad de acudir a un psicólogo, recuerda que buscar ayuda es una inversión en tu bienestar futuro. Te dejamos el enlace de la red ISUAP que agrupa a las Instituciones de Servicios Universitarios de Atención Psicológica, los enlaces van dirigidos al directorio de la red:

Por universidad: https://isuap.ascofapsi.org.co/directorio/

 

A nivel regional: https://www.ucatolica.edu.co/portal/wp-content/uploads/2022/06/directorio_centros_red_isuap.pdf

Referencias

Bermúdez, J., & Bonilla, L. (2019). Ir al psicólogo: una aproximación psicosocial a la legitimación de la psicoterapia.

Echeburúa, E., Salaberría, K., Corral, P. D., & Cruz-Sáez, S. (2012). Funciones y ámbitos de actuación del psicólogo clínico y del psicólogo general sanitario: una primera reflexión. Behavioral Psychology/Psicología Conductual, 20(2).

León, R. (2018). Mi hijo va al psicólogo, Revista de Análisis Transaccional, 73.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Una vida en equilibrio. El cuidado como acto de corresponsabilidad

En la búsqueda constante de bienestar, el concepto de cuidado emerge como una piedra angular. No se trata solo de autocuidado, sino de un acto de corresponsabilidad que involucra tanto a uno mismo como a quienes le rodean.

 

 

 

¿Por qué es importante tener en cuenta el cuidado?

Al hablar de cuidado, es necesario entender que esté, va más allá de la atención médica o la asistencia a personas enfermas. Este concepto se encuentra dentro de un enfoque integral que busca promover el bienestar y prevenir enfermedades a través de diversas acciones y estrategias. Por tal motivo, el cuidado se debe centrar en:

Identificar y abordar los factores de riesgo que pueden afectar la salud. Como la mala alimentación, el sedentarismo, el consumo de tabaco y alcohol, el estrés, etc.
Promoción de hábitos de vida saludables. Una dieta balanceada, actividad física regular, descanso adecuado, manejo del estrés y realización de chequeos médicos preventivos.
Fomentar la educación para la salud. Brindando información y herramientas a las personas para que de manera individual y colectiva se puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar.
Creación de entornos saludables Tanto en el hogar como en la comunidad, promoviendo espacios seguros, limpios y amigables con la salud.

 

El cuidado se enfoca en fortalecer los recursos y capacidades de las personas para que puedan tomar control de su propia salud, promoviendo el empoderamiento individual y comunitario, brindando herramientas y oportunidades para que las personas puedan participar activamente en la promoción de su salud y la del entorno.

El cuidado visto desde la corresponsabilidad implica reconocer que el bienestar personal y comunitario están intrínsecamente ligados. No es una tarea exclusiva de los profesionales médicos o del sistema de salud. Es un proceso integral que requiere la participación activa de diversos actores, cada uno con un papel fundamental que desempeñar. Esto significa entender que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de cuidar de sí mismo, pero también de los demás:

Autocuidado

(El individuo)

Principal responsable de su propio bienestar:

Debe tomar decisiones informadas sobre su salud, adoptar hábitos de vida saludables, buscar atención médica cuando la necesite y participar activamente en su tratamiento.

 

Promotor de su salud y la de los demás:

Puede compartir información y experiencias sobre salud con su círculo cercano, participar en campañas de promoción de la salud y abogar por políticas públicas que favorezcan el bienestar de la población.

Cuidado mutuo

(Círculo cercano, familia y amigos)

Fuente de apoyo emocional y social:

Brinda a la persona el apoyo y la motivación necesarios para mantener hábitos saludables y afrontar los desafíos relacionados con la salud.

Promotor de comportamientos saludables: Puede animar a la persona a adoptar hábitos saludables, como una dieta balanceada o la actividad física regular, y ofrecer apoyo para mantenerlos.

Facilitador del acceso a la atención médica:

Puede acompañar a la persona a sus citas médicas, ayudarla a comprender la información recibida y brindarle apoyo emocional durante el proceso.

Cuidado comunitario

(La comunidad)

Espacio de intercambio y aprendizaje:

Permite a las personas compartir experiencias, conocimientos y recursos relacionados con la salud.

 

Promotora de la salud colectiva:

Puede organizar actividades de promoción de la salud, como talleres, campañas de vacunación o jornadas de recreación.

 

Defensora de los derechos de salud:

Puede abogar por políticas públicas que garanticen el acceso a la atención médica de calidad para todos los miembros de la comunidad.

Estado

(Como proveedor estructural)

Garante del derecho a la salud:

Debe garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios de salud de calidad, independientemente de su condición socioeconómica o ubicación geográfica.

 

Promotor de políticas públicas saludables:

Debe implementar políticas que favorezcan la adopción de hábitos saludables, como la promoción de la alimentación nutritiva, la actividad física y la prevención del consumo de tabaco y alcohol.

 

Regulador de los determinantes sociales de la salud:

Debe tomar medidas para abordar los factores sociales que afectan la salud, como la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a educación y vivienda.

El cuidado de la salud es un proceso continuo que requiere un compromiso permanente de todos los sectores de la sociedad. Al trabajar juntos, podemos construir una cultura de la salud en la que el bienestar de todos sea una prioridad:

  • Al asumir la responsabilidad de nuestro bienestar emocional y el de los demás, desarrollamos una mayor empatía y comprensión, lo que fortalece nuestras relaciones y nos ayuda a manejar mejor el estrés y las dificultades.
  • Practicar hábitos de autocuidado y cuidar de los demás crea un entorno de apoyo que puede reducir el riesgo de enfermedades físicas y mentales, y promover una vida más longeva.
  • La corresponsabilidad fomenta una comunicación abierta y un apoyo constante, lo que crea un sentido de pertenencia y seguridad.
  • El cuidado comunitario promueve la cohesión social y la solidaridad, lo que fortalece el tejido social y crea comunidades más resilientes y unidas.

Pensar en el cuidado como una acción individual y colectiva permite reevaluar la relación existente en primer lugar consigo mismo y luego con el entorno circundante. Al adoptar una perspectiva de cuidado integral y corresponsable, se crea una red de apoyo que fomenta el bienestar personal y comunitario.

¡Recuerda!, el cuidado no es una tarea aislada, sino un esfuerzo colectivo que puede transformar y mejorar la calidad de vida de la sociedad en conjunto.

Referencias

Echeverry, V., Fernández, Y., & Pineda, S. (2020). Reconocimiento del autocuidado como deber y corresponsabilidad de las personas que contribuye a la sostenibilidad del sistema de salud.

Paiva, V., Ayres, J. R., Capriati, A., Amuchástegui, A., & Pecheny, M. (2018). La dimensión psicosocial del cuidado.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Soy mi prioridad. La importancia del cuidado integral

En la vida moderna, es fácil perderse en las demandas del trabajo, las responsabilidades familiares y las presiones sociales, dejando de lado la propia salud y bienestar. Sin embargo, priorizar el cuidado integral de sí mismo no es solo un acto de amor propio, sino una necesidad fundamental para vivir una vida equilibrada.

 

 

En este artículo, se explora la importancia del cuidado integral y cómo gestionarlo de manera efectiva en un mundo tan interconectado y acelerado.

¿Qué es el Cuidado Integral?

El cuidado integral hace referencia al abordaje de la salud y el bienestar de una persona de manera holística, considerando no sólo los aspectos físicos, sino también los emocionales, mentales y sociales. Este enfoque reconoce que todos estos elementos están interconectados y que el equilibrio entre ellos es esencial para una vida saludable.

Salud física

Salud emocional y mental

Salud social

Alimentación

Mantener una dieta equilibrada y nutritiva es crucial para el funcionamiento óptimo del cuerpo.

 

Ejercicio

La actividad física regular ayuda a mantener el peso saludable, mejora la condición cardiovascular y fortalece los músculos y huesos.

 

Sueño

Un sueño adecuado y reparador es fundamental para la regeneración del cuerpo y la mente.

Gestión del estrés

Identificar y manejar las fuentes de estrés a través de técnicas de relajación, meditación y actividades placenteras.

 

Terapia y apoyo

Buscar apoyo profesional cuando sea necesario para abordar problemas emocionales o psicológicos.

 

Autoconocimiento

Practicar la reflexión y el autoconocimiento para entender y gestionar mejor las emociones propias.

Relaciones saludables

Fomentar relaciones positivas y de apoyo con familiares, amigos y colegas.

 

Límites

Establecer y mantener límites personales para proteger nuestro bienestar emocional.

 

Conexión comunitaria

Participar en actividades comunitarias y sociales para sentirse parte de un grupo más amplio.

La implementación de estrategias y herramientas que ayudan a gestionar de manera efectiva los diferentes aspectos del cuidado integral, pueden incluir:

Planificación y organización

  • Utilizar una agenda o aplicaciones móviles para organizar el tiempo y asegurar que se dedique espacio a actividades de cuidado personal.
  • Crear listas de tareas diarias y semanales que incluyan objetivos de salud física, emocional y social.
Tecnología y recursos digitales

  • Utilizar aplicaciones que ofrezcan recordatorios para la medicación, seguimiento de actividad física, monitoreo del sueño y gestión del estrés.
  • Acceder a servicios de terapia y apoyo emocional a través de plataformas digitales.
Redes de apoyo

  • Unirse a grupos de apoyo en línea o presenciales que ofrezcan un espacio para compartir experiencias y recibir consejos.
  • Mantener una red de profesionales de la salud, como médicos, nutricionistas, psicólogos y fisioterapeutas, para consultas regulares.

 

A continuación, te brindamos cinco pasos para implementar un proceso de cuidado integral, con el cual dar el primer paso para adoptar un enfoque integral:

  1. Realiza una autoevaluación honesta para identificar áreas de tu vida que necesitan atención y cuidado.
  2. Define metas claras y alcanzables para mejorar tu salud física, emocional y social. Asegúrate de que estas metas sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo definido.
  3. Crea un plan detallado que incluya actividades diarias y semanales dirigidas a alcanzar tus metas de cuidado integral. Este plan debe ser flexible y ajustable según sea necesario.
  4. Revisa regularmente tu progreso y ajusta tu plan según sea necesario. Reflexiona sobre lo que ha funcionado y lo que necesita cambiar.
  5. Sé amable contigo mismo durante el proceso. El cuidado integral es un viaje continuo y es normal enfrentar desafíos y retrocesos.

Priorizar el cuidado integral no es un lujo, sino una necesidad. Tu vida es prioridad, y cuidarse es el primer paso para poder apoyar a los demás de manera efectiva. Descubre cómo pequeñas acciones diarias pueden conducir a un bienestar duradero.

Referencias

Fonseca, O. & Barriga, N. (2005). El autocuidado de la salud una responsabilidad asumida por otros. Umbral Científico, (7), 43-52.

Muñoz, N. (2009). Reflexiones sobre el cuidado de sí como categoría de análisis en salud. Salud colectiva, 5, 391-401.

Organización Mundial de la Salud (2020). Promoción de la salud. Recuperado de [sitio web de la OMS](https://www.who.int/health-topics/health-promotion#tab=tab_1).

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Mis relaciones duelen, Comprendiendo la dependencia emocional

Sabías que:

  1. A diferencia del amor, la dependencia emocional es un sentimiento unilateral basado en la necesidad y el control.
  2. Las personas con dependencia emocional experimentan síntomas similares a los de los adictos, como ansia, obsesión y recaídas cuando no están con su pareja.

Tener un bajo autoconcepto puede generar pensamientos intrusivos de no ser digno o merecedor de ser amado, lo que te hace vulnerable a la dependencia emocional.

En este artículo, exploraremos qué es la dependencia emocional, algunas de las causas de aparición y cómo trabajar en ella para desarrollar relaciones más saludables y equilibradas.

¿Qué es la Dependencia Emocional?

Es una condición en la cual una persona se siente incapaz de funcionar adecuadamente sin el apoyo emocional de otra. Esta dependencia puede manifestarse en relaciones de pareja, familiares o amistades. Se caracteriza por una necesidad excesiva de afecto y aprobación de los demás, lo que puede llevar a patrones de comportamiento insalubres y disfuncionales.  y se caracteriza por:

Necesidad constante de aprobación y afecto

 

La persona depende de la validación externa para sentirse bien consigo misma.

Miedo a la soledad

 

Experimenta un miedo intenso a estar sola, lo que puede llevar a tolerar comportamientos inadecuados o abusivos en una relación.

Baja autoestima

 

La autoimagen de la persona depende en gran medida de la percepción y el comportamiento de los demás hacia ella.

Comportamiento sumiso

 

Puede mostrar una tendencia a complacer a los demás, a menudo a costa de sus propias necesidades y deseos.

La dependencia emocional es un patrón de comportamiento que se caracteriza por una excesiva necesidad de aprobación, atención y afecto; suelen sentirse inseguras, vacías e incompletas. Este tipo de dependencia no depende de una única causa pues diversos factores pueden contribuir a su desarrollo, entre ellas:

  1. Relaciones disfuncionales o falta de atención y afecto en la infancia pueden contribuir al desarrollo de la dependencia emocional en la adultez.
  2. La baja autoestima puede hacer que las personas sean más propensas a desarrollar dependencia emocional en sus relaciones porque las hace más vulnerables a la necesidad de aprobación, el miedo a la soledad, la dificultad para poner límites, la incapacidad para reconocer el abuso y la idealización de la pareja.
  3. Según la teoría del apego de John Bowlby, los estilos de apego desarrollados en la infancia pueden influir en las relaciones adultas. Un patrón de apego inseguro puede predisponer a una persona a la dependencia emocional.

Cómo trabajar en la dependencia emocional

Superar la dependencia emocional es un proceso que requiere autoconocimiento, paciencia y, a menudo, apoyo profesional. Aquí hay algunas estrategias para trabajar en ello:

Autoconocimiento y reflexión ·         Identificación de patrones

Lleva un diario para anotar situaciones en las que sientes una necesidad intensa de aprobación o miedo a la soledad.

 

·         Reflexión sobre el pasado

Considera cómo tus experiencias pasadas, especialmente en la infancia, pueden haber influido en tu comportamiento actual.

Fortalecimiento de la autoestima ·         Afirmaciones Positivas

Practica afirmaciones positivas diarias para mejorar tu autoimagen. Ejemplo: “Soy valioso y merezco amor y respeto.”

 

·         Reconocimiento de Logros

Haz una lista de tus logros y cualidades positivas. Revísala regularmente para reforzar tu autoestima.

Desarrollo de la autonomía ·         Establecimiento de Metas Personales

Define metas que sean importantes para ti y trabaja para alcanzarlas independientemente del apoyo de los demás.

 

·         Práctica de la Independencia

Dedica tiempo a actividades que disfrutes solo. Aprende a disfrutar de tu propia compañía.

Establecimiento de límites ·         Definición de Límites

Identifica qué comportamientos son aceptables e inaceptables en tus relaciones. Comunica estos límites claramente.

 

·         Práctica de la Asertividad

Aprende a decir “no” cuando sea necesario y a expresar tus necesidades y deseos de manera clara y respetuosa.

Búsqueda de apoyo profesional ·         Terapia Individual

Un terapeuta puede ayudarte a explorar las raíces de tu dependencia emocional y a desarrollar estrategias para superarla.

 

·         Grupos de Apoyo

Participar en grupos de apoyo puede proporcionar un entorno seguro para compartir experiencias y aprender de los demás.

Si te encuentras luchando con la dependencia emocional, no dudes en buscar apoyo profesional. Recuerda que trabajar en ti mismo es un acto de amor propio y un paso crucial hacia una vida de equilibrio y plenitud.

Referencias

Bowlby, J. (1988). A Secure Base: Parent-Child Attachment and Healthy Human Development. Basic Books.

Velarde, M., Diaz, T., Joyos, G., & Dionicio, S. (2022). Violencia de género, dependencia emocional y su incidencia en la autoestima en madres de estudiantes. Revista de Ciencias Sociales, 28(3), 318-333.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Relaciones sanas, Estilos de apego y sus implicaciones en las relaciones de pareja

Las relaciones de pareja juegan un papel crucial en la vida emocional y bienestar general de las personas. Sin embargo, no todas las relaciones son iguales; la calidad y la salud de una relación pueden estar profundamente influenciadas por los estilos de apego y los tipos de vinculación que se desarrollan con la pareja.

¿Qué es una Relación Sana?

Alexa Ulloa, señala en su estudio que una relación de apego adulto funcional se caracteriza por un cuidado recíproco y complementario, donde los dos miembros tienen el rol de proveedor y dispensador de cuidados tanto físicos como emocionales o materiales.

Algunas de las características para mantener un vínculo saludable son:

Comunicación abierta y honesta

Ambas partes pueden expresar sus pensamientos y sentimientos sin temor a ser juzgados.

Confianza y respeto

Cada uno respeta la individualidad del otro y se siente seguro en la relación.

Apoyo mutuo

Los miembros de la pareja se apoyan en sus metas y desafíos personales.

Equidad

Hay un equilibrio en la toma de decisiones y en el manejo de responsabilidades.

Autonomía y espacio personal

Ambos tienen la libertad de mantener sus intereses y amigos fuera de la relación.

Estilos de Apego

Por su parte, Bartholomew y Horowitz utilizaron en sus estudios las bases de apego infantil desarrollas por Mary Ainsworth y John Bowlby para elaborar una clasificación dimensional del apego a partir de la percepción que una persona tiene de sí misma y de los demás. Dichos estilos de apego se desarrollan en la infancia a través de las interacciones con los cuidadores, e influyen significativamente en cómo se genera la vinculación en las relaciones adultas.

Hay cuatro estilos principales de apego:

Estilo de apego Característica Exigencias en la relación
Apego seguro Las personas tienden a sentirse cómodas con la intimidad y la independencia. Confían en su pareja y mantienen una comunicación abierta. Estas personas buscan relaciones equilibradas, donde el apoyo y la confianza mutua sean fundamentales. Suelen tener relaciones estables y satisfactorias.
Apego ansioso-preocupado Las personas tienden a ser inseguras y buscan constantemente la validación y el afecto de su pareja. Pueden ser muy sensibles a cualquier signo de rechazo. Estas personas requieren mucha seguridad y comunicación constante. Pueden necesitar más reafirmación de amor y compromiso por parte de su pareja.
Apego evitativo-desprendido Las personas suelen valorar su independencia y pueden sentirse incómodas con la cercanía emocional. Prefieren no depender de los demás y evitar la intimidad excesiva. Las personas necesitan espacio personal y pueden ser reticentes a expresar sus emociones. La pareja debe respetar su necesidad de independencia sin presionarlos demasiado.
Apego desorganizado Este estilo de apego es menos común y se caracteriza por una mezcla de comportamientos ansiosos y evitativos. Las personas con apego desorganizado pueden tener dificultades para gestionar sus emociones y establecer relaciones coherentes. Requieren un entorno muy seguro y constante. La pareja debe ser muy comprensiva y paciente, ayudándoles a desarrollar una mayor seguridad emocional.

Según la caracterización anterior, es posible construir y trabajar en el fomento de relaciones sanas basadas en el apego, para ello, se recomienda tener en cuenta las siguientes estrategias:

  • Autoconocimiento y reflexión

Identificar el propio estilo de apego y comprender cómo este influye en las relaciones es el primer paso hacia el cambio. La terapia o el autoanálisis pueden ser útiles en este proceso.

  • Comunicación abierta

Hablar con la pareja sobre necesidades y expectativas. La honestidad y la transparencia son fundamentales.

  • Establecimiento de límites

Respetar los límites de la pareja y comunicar los propios claramente ayuda a mantener el equilibrio en la relación.

  • Práctica del autocuidado

Fomentar una buena salud mental y emocional propia fortalece la relación. Es importante no descuidar los intereses personales y el propio bienestar

Referencias

Bartholomew, K. y Horowitz, L. (1991). Attachment styles among young adults: a test of a four-category model. Journal of Personality and Social Psychology, 61(2), 226-24.

Bowlby, J. (1969). El vínculo afectivo. Buenos Aires:Paidós.

Martorell Morell, M. (2022). Estilos de Apego y Relaciones de Pareja: los vínculos afectivos que nos caracterizan.

Ulloa, A. (2022). Correspondencia de los estilos de apego sobre el ajuste diádico en las relaciones de pareja. Conducta Científica, 5(2), 42-52.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

Un país unido por la pasión Aspectos psicológicos que mueven al fútbol

El fútbol, más que un simple deporte, se ha convertido en una pasión y un estilo de vida que mueve masas y genera un fuerte sentido de pertenencia entre sus aficionados. Desde la perspectiva de la psicología, este fenómeno abarca diferentes aspectos como emociones, motivaciones y comportamientos que se observan en este contexto deportivo.

 

La pasión por el fútbol

La pasión es una emoción intensa y compleja que se caracteriza por un entusiasmo arrollador, un profundo interés y una gran devoción hacia algo o alguien. Se asocia con una sensación de plenitud, alegría y satisfacción que va más allá de un gusto. Se caracteriza por una alta intensidad emocional que puede llevar a las personas a actuar de forma impulsiva o a tomar decisiones que no siempre son racionales.

El fútbol es uno de los deportes que más despierta pasión en el mundo pues está lleno de emoción y adrenalina, con momentos de tensión, alegría y tristeza que mantienen a los espectadores en vilo. Millones de personas se conectan con este deporte, ya sea como jugadores, aficionados o simplemente espectadores.

 

Así pues, la pasión por el fútbol es un fenómeno complejo que va más allá del simple deporte. Se trata de una emoción intensa que conecta a las personas, les da un sentido de identidad, pertenencia, y les permite expresar sus valores y principios.

 

¿Por qué el fútbol gusta y apasiona?

El fútbol, además del tema deportivo, es un espectáculo que atrapa, une incondicionalmente, relaja y estresa a la vez, pues genera una descarga de adrenalina, dopamina y cortisol, que hacen vivir de forma más intensa a espectadores y jugadores el encuentro deportivo. Esa producción extra de cortisol durante un partido forja en la afición, no solo, una posible reacción ante una amenaza física, sino también un aumento de autoestima, valía e identidad social.

Sumado a esto, gritar ayuda a liberar y calmar tensiones, a descargar frustraciones, mitiga los ánimos, mejora el equilibrio emocional, atenúa la angustia, la ansiedad y el dolor porque es un sedante.

 

 

 

El fútbol cómo fenómeno social

Es en la conducta y exposición compartida de los hinchas, donde la afición más exacerbada construye la identidad y la impresión de pertenencia, expresadas en la sensación de hermandad, las expectativas y la satisfacción de ganar o el dolor de la derrota. Porque el fútbol, más que un deporte, es un fenómeno social compuesto por una tradición, identidad y sentido de pertenencia al grupo. Debido a que, un equipo representa ciertos valores, ideas y filosofía con los que el aficionado se siente identificado.

Identidad

El fútbol permite a las personas identificarse con un equipo, una ciudad o un país, creando un fuerte sentido de pertenencia a un grupo social.

Los partidos de fútbol despiertan emociones intensas como alegría, tristeza, ira y frustración, las cuales se comparten con otros aficionados, generando un sentimiento de comunidad.

Pertenencia

Los colores y símbolos del equipo se convierten en un elemento importante de la identidad personal, representando valores, tradiciones y un sentido de arraigo.

Los cánticos, las celebraciones y las tradiciones del equipo crean una agrupación de rituales que fomentan el sentimiento de unidad y fortalecen el sentido de pertenencia al grupo.

En la mirada del “nosotros” vs. el “ellos” genera cierta rivalidad con los aficionados de otros equipos, lo que refuerza la identidad del propio grupo y el sentido de pertenencia a este.

Comportamiento de grupos


En el contexto del fútbol, la presión social puede llevar a los individuos a adoptar comportamientos u opiniones de conformidad que van en contra de sus propias creencias y valores, con tal de encajar en el grupo.

El liderazgo de las barras o grupos de aficionados ejercen una gran influencia sobre el comportamiento de los demás miembros, transmitiendo valores, normas y motivaciones.

En algunos casos, la pasión por el fútbol puede derivar en comportamientos de violencia, tanto dentro como fuera del estadio. Esto se debe a la exacerbación de las emociones, la rivalidad con otros grupos y la falta de control individual.

Pero no todo es pasión, te has preguntado ¿Cuál es la razón por la que los jugadores en promedio corren 12 kilómetros por partido? Para dar respuesta a esta pregunta, es indudable decir que, el aspecto físico es el que más peso tiene pues la fuerza y destreza de los jugadores son visibles, pero estas se apoyan sobre un pilar que, delinea cada jugada, gesto y actitud del futbolista y este es el aspecto psicológico. Ante esto, imagina la presión, los nervios y la adrenalina que puede sentir un jugador al ser observado por millones de personas. Allí nos damos cuenta, de que el juego también es mental.

En este contexto de juego, la psicología del deporte hace su aparición para trabajar y fomentar la resiliencia, autodisciplina, motivación, concentración y otros aspectos que, así como en la competición, son convenientes tenerlos presentes para la vida.

 

Para brindar un buen espectáculo deportivo, el fútbol se vale de la psicología para trabajar:

Entrenamiento de habilidades cognitivas y conductuales para mejorar el desempeño

Que busca incentivar la competencia, la cooperación, habilidades de liderazgo, el establecimiento de metas, la definición de estrategias y planificación del rendimiento y del juego, control de la atención, autodisciplina, concentración, amor propio y confianza en uno mismo, trabajar la autoestima y la competencia, técnicas de autorregulación y manejo de las emociones.

Asesoramiento e intervenciones clínicas

Sobre entrenamiento y agotamiento, duelo, abuso de sustancias, motivación, manejo de la frustración, control del peso y trastornos de alimentación, transiciones profesionales, problemas de identidad y orientación sexual, depresión, rehabilitación y manejo psicológico de lesiones y discapacidades.

Consulta y formación

Educación del entrenador en aspectos psicológicos, organización del juego y de los equipos, desarrollo de talentos, habilidades interpersonales y de liderazgo, detección y prevención de afectaciones psicológicas en los futbolistas, intervenciones mediadas por padres de talentos en el fútbol.

El fútbol y la psicología se encuentran estrechamente vinculados. La psicología aporta herramientas y conocimientos valiosos para comprender el comportamiento humano en el contexto de este deporte, permitiendo optimizar el rendimiento de los jugadores, mejorar la experiencia de los aficionados y promover un deporte más sano, justo y equitativo. El fútbol, por su lado, cautiva a millones de persona en el mundo, trascendiendo las barreras culturales, sociales y económicas, despertando emociones intensas, generando un fuerte sentido de identidad y pertenencia, y promoviendo valores como el trabajo en equipo, la perseverancia y el respeto.

Referencias

Benedicto, L., & De Los Fayos, E. (2003). Intervención psicológica en un club de fútbol base: propuesta de un sistema de actuación psicológica desde sus diversas áreas. Cuadernos de Psicología del Deporte, 3(2).

Morales, J., & Varas, B. (2021). El nuevo rol del psicólogo en un cuerpo técnico de fútbol: el psicólogo táctico. Logía, educación física y deporte, 1(2), 83-97.

Tobar, N., & Tobar, D. (2015). Fútbol: Identidad, pasión, dolor y lesión deportiva. Movimiento científico, 9(2), 23-32.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga