Has escuchado los siguientes refranes:
- “Al que madruga Dios lo ayuda”.
- “Quien huye del trabajo, huye del descanso”.
- “Lo que no se empieza no se acaba”.
Estas afirmaciones arraigadas en la cultura resumen el sentir generalizado de la sociedad sobre la naturaleza de los deberes, en donde se señala que lo mejor es realizarlos en cuanto se tiene la oportunidad, de no ser así, lo más probable es sufrir consecuencias negativas producto del aplazamiento.
Para ver qué tanto sueles aplazar tus tareas, a continuación, encontrarás una serie de afirmaciones, para que realices un autochequeo:
- Suelo llegar tarde a mis compromisos.
- Generalmente no tengo las cosas hechas a tiempo.
- Siempre espero hasta el último momento para hacer lo que debo.
- Frecuentemente me encuentro “corriendo” cuando ya no queda tiempo para hacer las tareas asignadas.
Si la mayoría de tus respuestas fue afirmativa, esto indica que con frecuencia aplazas tus compromisos y puedes estar procrastinando.
¿Qué es la procrastinación?
Según Díaz (2019) la procrastinación consiste en la tendencia generalizada a aplazar el inicio y/o finalización de tareas planificadas para ser realizadas en un tiempo determinado. Esta postergación suele estar acompañada de malestar subjetivo, pues supone un verdadero problema de autorregulación a nivel cognitivo, afectivo y conductual.
No obstante, es necesario diferenciar entre conductas de postergación y de procrastinación:
- La postergación consiste en aplazar la ejecución de una tarea con el fin de darle prioridad a otra más productiva en ese momento, lo cual no constituye un problema para la persona.
- La procrastinación acoge un problema relacionado con la intención de realizar una tarea y una frecuente falta de constancia ya sea para empezarla, desarrollarla o finalizarla. Este proceso generalmente se acompaña de sentimientos de inquietud y culpabilidad y sus consecuencias se observan a largo plazo.
Una vez realizada esta aclaración, te das cuenta que, no todas las personas que aplazan la realización de tareas, son procrastinadoras y para diferenciarlas recuerda que procrastinar incluye dos elementos:
- El malestar psicológico (fruto del aplazamiento)
- El marco temporal (percepción poco orientada sobre el futuro y muy orientada al presente)
La investigación en los últimos años ha demostrado que la procrastinación es un problema común de la sociedad occidental y uno de los factores asociados con esta tendencia es el uso problemático de las redes sociales, causando una dificultad en la autorregulación de las personas, quienes optan por elegir con mayor frecuencia tareas que son gratificantes a corto plazo, demorando con su elección, la realización de tareas que tienen que ejecutar en un tiempo determinado.
La procrastinación está compuesta por cuatro elementos esenciales:
- Conductas dilatorias, que hace referencia al aplazamiento de la realización de la tarea que se tiene intención de realizar.
- Indecisión, aplazamiento de decisiones dentro de un marco de tiempo específico.
- Falta de puntualidad, como la incapacidad de trabajar diligentemente en una tarea para cumplir con su fecha límite.
- Falta de planificación, falta de autodisciplina para mantenerse enfocado en una tarea específica.
Pautas para poder trabajar en la procrastinación
Puesto que, la procrastinación es un problema común que afecta tu productividad, rendimiento y bienestar personal. Hoy te presentamos una serie de pautas de autorregulación que Cerezo y colaboradores (2019) delimitaron para que puedas utilizar y superar dicha tendencia a aplazar tus compromisos pendientes:
- Comprende tu conducta: reconoce y comprende tus patrones de procrastinación. Identifica las razones que se encuentran detrás de tu tendencia a posponer las tareas, como el miedo al fracaso, la falta de motivación o la ansiedad.
- Establece metas claras: define metas realistas para tus tareas. Divide las tareas grandes en tareas más pequeñas y alcanzables. Establecer metas específicas y medibles te ayudará a mantenerte enfocado y a seguir avanzando.
- Planifica y organiza tus tareas: crea un plan detallado y lleva una agenda para tus tareas. Prioriza las tareas más importantes y asigna un tiempo específico para trabajar en ellas. Puedes hacer uso de herramientas como listas de tareas, calendarios o aplicaciones de gestión del tiempo para ayudarte a organizar tus actividades.
- Elimina distracciones: identifica las distracciones que tienden a interrumpir tu concentración y trata de eliminarlas o minimizarlas. Por ejemplo, apaga las notificaciones del teléfono o de las redes sociales, encuentra un entorno de trabajo tranquilo y ordenado, y establece límites de tiempo para actividades no relacionadas con la tarea.
- Utiliza técnicas de gestión del tiempo: puedes experimentar con diferentes técnicas de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, donde trabajas en bloques de tiempo de concentración intensa seguidos de descansos cortos.
- Establece recompensas y consecuencias: motívate estableciendo recompensas para cuando completes tus tareas. Puedes darte un descanso, disfrutar de una actividad que te guste o darte un pequeño regalo. Además, establece consecuencias por si no cumples con tus tareas, como privarte de alguna actividad placentera.
- Identifica los argumentos “permisivos”, contrólalos y actúa: Si piensas “no pasa nada por un día que me retrase, tengo tiempo”; “miro Instagram, solo cinco minutos”; “mañana empiezo”, estas validando la conducta procrastinadora. Planea y deja de lado las excusas.
- Asigna tiempos de descanso: al concluir cada una de las tareas realizadas. Si cada vez que finalizas alguna tarea que te has planteado haces un pequeño descanso, verás como “recuperas” fuerza física y mental. Recuerda que, el cansancio es un factor que multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo. Por lo que es importante establecer pequeños periodos de desconexión y descanso para ser más productivo.
Si has detectado que esta problemática se está saliendo de tu control, puedes solicitar ayuda psicológica en la que podrás aprender a gestionar tu tiempo de forma óptima.
¿Cuéntanos, con qué estrategia emprenderás el cambio de esta semana?
Referencias
Cerezo, R., Fernández, E., Amieiro, N., Valle, A., Rosário, P., & Núñez, J. C. (2019). El papel mediador de la autoeficacia y la utilidad entre el conocimiento y el uso de estrategias de autorregulación del aprendizaje. Revista de psicodidáctica, 24(1), 1-8.
Díaz, J. (2019). Procrastinación: una revisión de su medida y sus correlatos. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación-e Avaliação Psicológica, 2(51), 43-60.
Enith Daniela Villota Guevara