Diariamente estamos expuestos a enfrentarnos a retos y problemas de pequeña o gran magnitud y es la capacidad de tomar la mejor decisión la clave para superar de manera adecuada dichos obstáculos.
Una de las capacidades que nos permite hacerles frente a los retos mencionados son las estrategias de afrontamiento, que son formas de reaccionar y comportarse frente a las situaciones difíciles, dolorosas o estresantes, sin embargo, la capacidad de afrontar no hace referencia únicamente a la resolución de problemas, sino también a la capacidad de gestionar las emociones y el estrés en medio de la situación problemática.
A lo largo de la vida vamos poniendo en práctica diferentes mecanismos que permiten adaptarnos a los retos que se nos van presentando y el principal objetivo de estos mecanismos o estrategias de afrontamiento consiste en protegernos del dolor y permitirnos solucionar un problema de forma eficiente.
Diversos estudios de psicología resaltan tres características de las estrategias de afrontamiento:
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- Valoración, que busca un significado del evento crítico.
- Problema, situación que confronta la realidad, permitiendo manejar las consecuencias que se presentan.
- Emoción, regulación de los aspectos emocionales e intento de mantener el equilibrio afectivo.
Desde allí, se puede identificar que existen tres clases de estrategias de afrontamiento:
- Centradas en el problema: orientadas hacia la tarea, para alcanzar la resolución y/o modificación del problema. El afrontamiento centrado en el problema tiene como función la resolución de problemas, lo cual implica el manejo de las demandas internas o ambientales que suponen una amenaza y descompensan la relación entre la persona y su entorno, ya sea mediante la modificación de las circunstancias problemáticas, o mediante la aportación de nuevos recursos que contrarresten el efecto aversivo de las condiciones ambientales.
- Centradas en las emociones: utilizadas cuando se percibe el evento estresante como incontrolable, como lo que se puede experimentar ante el peligro: se intenta afrontar el problema centrándose en las emociones y liberarlas e intentar relajarse. Este tipo de estrategias tienen como función la regulación emocional que incluye los esfuerzos por modificar el malestar y manejar los estados emocionales evocados por el acontecimiento estresante. Estos objetivos pueden conseguirse evitando la situación estresante, re-evaluando cognitivamente el suceso perturbador o atendiendo selectivamente a aspectos positivos de uno mismo o del entorno.
- Basadas en la evitación: en donde se aplaza el afrontamiento activo por la necesidad de ordenar y hacer acopio de sus recursos psicosociales antes de afrontar activamente la situación: son estrategias centradas en la evasión, en la distracción, en tomar distancia del evento estresante, o volcarse en otra actividad para no pensar.
El elemento esencial para una buena adaptación a los eventos estresantes, es la flexibilidad en el uso de estrategias de afrontamiento, para no caer en el error de utilizar una sola estrategia, sino tener la posibilidad de cambiarla si resulta ineficaz o desadaptativa.
Algunas pautas para direccionar nuestras estrategias de afrontamiento hacia la efectividad son:
- Mantener un control activo en el problema: analizando las alternativas de solución. Para ello puedes delimitar el problema y enlistar las posibles alternativas para resolverlo, así te será más fácil revisar qué decisión tomar.
- Relajarse y analizar la situación desde diferentes perspectivas, para poder validar puntos de acuerdo y desacuerdo.
- Confiar en sí mismo y en las propias capacidades.
- Admitir los propios límites. Contamos con habilidades y capacidades, sin embargo, no podemos exigirnos a hacer algo que por tiempo o disposición se sale de nuestras manos, para ello podemos dividir una tarea, en actividades más pequeñas para poder gestionarlas adecuadamente.
- Pedir ayuda a las personas más íntimas, en momentos en que se requiere apoyo.
- Esforzarse, actuando con compromiso y dedicación para resolver la situación.
- Fijarse en lo positivo, para identificar los aspectos que permiten mejorar en medio de la situación problemática.
Al revisar estas pautas, logramos entender que el estado de bienestar es accesible a través de un equilibrio entre nuestra voluntad y la posibilidad de actuar de acuerdo con el contexto en el cual vivimos, fortaleciendo así nuestros recursos internos y los que están disponibles en el entorno.
Y tú, ¿identificaste tu estrategia actual de afrontamiento?, te invitamos a que pongas en práctica las pautas a la hora de gestionar las situaciones problemáticas de esta semana.
Referencias
Castaño, E. & del Barco, B. (2010). Estrategias de afrontamiento del estrés y estilos de conducta interpersonal. International Journal of psychology and psychological therapy, 10(2), 245-257.
Macías, M., Madariaga, C., Valle, M., & Zambrano, J. (2013). Estrategias de afrontamiento individual y familiar frente a situaciones de estrés psicológico. Psicología desde el Caribe, 30(1), 123-145.