Racismo y supremacía blanca en la actualidad

Racismo y supremacía blanca en la actualidad

En la actualidad, la supremacía blanca ha alcanzado niveles alarmantes. El racismo y la xenofobia, que antes se consideraban expresiones extremistas y marginales, están cada vez más normalizados en la cultura popular y el discurso público. La proliferación de propaganda supremacista, el aumento de grupos de odio y la creciente aceptación de discursos discriminatorios constituyen un serio retroceso en materia de derechos humanos. El ascenso de Donald Trump al poder en 2016 y el movimiento “Make America Great Again” jugaron un papel crucial en la legitimación y amplificación de esta propaganda, ofreciendo una plataforma para ideologías nacionalistas y supremacistas dentro del discurso político dominante.

El auge de la propaganda supremacista blanca

Según datos del ADL Center on Extremism, en 2022 se registró un aumento del 38% en la distribución de propaganda supremacista blanca respecto al año anterior, alcanzando 6,751 incidentes, la cifra más alta registrada hasta la fecha (ADL, 2023). Esta propaganda incluyó folletos, adhesivos, pancartas y proyecciones láser con mensajes racistas, antisemitas y anti-LGBTQ+. Esta estrategia permite a estos grupos tener un impacto desproporcionado en comunidades enteras, reduciendo su exposición directa a represalias o consecuencias legales.

Incremento de grupos de odio organizados

El informe anual del Southern Poverty Law Center (SPLC) reveló un incremento del 50% en los grupos de odio supremacistas blancos durante 2023, el mayor aumento registrado, alcanzando un total de 165 grupos (Murray, 2024). También se registró un aumento del 33% en organizaciones anti-LGBTQ+, impulsadas principalmente por el movimiento anti-trans de la extrema derecha. Estas organizaciones no solo incrementaron actividades públicas como marchas y distribución de panfletos, sino que también intentaron influir en la política nacional mediante iniciativas como el manifiesto “Project 2025”.

Antisemitismo y conflictos internacionales

Además de lo anterior, el antisemitismo ha aumentado considerablemente, especialmente tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023. En este contexto, grupos como la Goyim Defense League han utilizado el conflicto palestino-israelí para promover mensajes antisemitas disfrazados de solidaridad con Palestina (Murray, 2024).

El papel del nacionalismo cristiano

El auge del nacionalismo cristiano extremo también ha contribuido al crecimiento de organizaciones anti-gobierno. El SPLC advierte sobre el ascenso de movimientos como la Reforma Apostólica Nacional, que promueve la dominación de la religión cristiana en ámbitos clave como el gobierno, la educación y los negocios (Murray, 2024).

Racismo estructural en Europa

Este aumento del extremismo no solo se ha dado en Estados Unidos, en Europa, el racismo también muestra un repunte preocupante. Un estudio realizado por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE encontró que el 45% de las personas de ascendencia africana han experimentado discriminación racial, un aumento respecto al 39% registrado en 2016 (Boffey, 2023). En países como Austria y Alemania, más del 70% reportó haber sido discriminado recientemente. Estas cifras están correlacionadas con el ascenso de partidos de extrema derecha como el AfD en Alemania y el FPÖ en Austria.

Impacto en la vida cotidiana y oportunidades

La discriminación afecta múltiples aspectos de la vida: desde el acceso a la vivienda, la educación y el empleo, hasta interacciones con la policía. Por ejemplo, el 48% de quienes fueron detenidos por la policía perciben que fue por perfilamiento racial. Además, el 35% de personas negras con educación universitaria están subempleadas en ocupaciones de baja o media calificación (Boffey, 2023).

Estos efectos se traducen en una vida cotidiana atravesada por la inseguridad, la ansiedad y la desconfianza hacia las instituciones. Las personas que enfrentan racismo estructural tienden a experimentar mayores niveles de estrés crónico, lo cual se asocia con una peor salud física y mental. Además, la exclusión sistemática limita las oportunidades de movilidad social, perpetuando ciclos de pobreza y marginación. En contextos escolares, por ejemplo, los estudiantes racializados reportan un trato desigual por parte de docentes y compañeros, lo que afecta su rendimiento académico y autoestima. En el ámbito laboral, la discriminación dificulta el acceso a empleos bien remunerados, perpetuando brechas salariales y condiciones de precariedad. A nivel comunitario, el aumento de la violencia racial y los crímenes de odio generan un clima de temor constante, forzando a muchas personas a modificar su comportamiento o incluso su apariencia para evitar ser blanco de agresiones (Boffey, 2023).

Redes sociales como difusoras de odio

Parte de la responsabilidad del aumento de esta problemática es del entorno digital, el cual ha facilitado la difusión del discurso de odio. Un estudio publicado por la Universidad de California reveló que, tras la compra de la plataforma X por Elon Musk en octubre de 2022, el discurso de odio aumentó un 50% y el número de cuentas automatizadas o falsas no disminuyó, como se había prometido (Manke, 2025). Este tipo de contenido tiene consecuencias reales, ya que se ha demostrado que existe una relación entre el discurso de odio en línea y los crímenes de odio en el mundo real, siendo que normaliza el racismo y el odio como parte del día a día.

Conclusión

El racismo y la supremacía blanca están lejos de ser fenómenos superados. Por el contrario, están tomando nuevas formas y expandiéndose con rapidez, aprovechando la tecnología, el contexto político y el debilitamiento de mecanismos de control. Es imprescindible una acción coordinada y decidida a nivel social, político y digital para frenar este avance y garantizar sociedades inclusivas y seguras para todas las personas.

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