Apoyo psicológico a madres de bebés prematuros

Apoyo psicológico a madres de bebés prematuros

El nacimiento de un bebé prematuro es un evento que genera sentimientos encontrados de alegría y temor. La visión de un recién nacido pequeño, frágil y dependiente de cuidados intensivos puede desencadenar un profundo estrés emocional en los padres. Esta situación, especialmente cuando el nacimiento ocurre antes de las 32 semanas de gestación, ha sido descrita como altamente estresante y potencialmente traumática (Treyvaud & Brown, 2022).

Impacto psicológico en los padres

Los padres de bebés prematuros presentan niveles elevados de síntomas depresivos, de ansiedad y estrés postraumático en comparación con los padres de bebés nacidos a término (Treyvaud & Brown, 2022). Aproximadamente el 40 % de los padres manifiestan síntomas depresivos y cerca del 50 % experimentan ansiedad poco después del nacimiento. Estos síntomas pueden persistir durante años y afectar la salud mental tanto de la madre como del padre (Osborne et al., 2024). El impacto psicológico no se limita a la aparición de trastornos, sino que también incluye sentimientos de culpa, impotencia y desconexión emocional, especialmente cuando los padres se sienten excluidos de las decisiones médicas o incapaces de brindar el cuidado que desearían a su hijo. Esta carga emocional puede alterar la dinámica familiar, dificultar el establecimiento del apego y aumentar el riesgo de conflictos de pareja, aislamiento social y agotamiento emocional prolongado.

Factores estresantes en la UCIN

La estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) representa una experiencia abrumadora. Los padres enfrentan múltiples estresores, entre ellos la apariencia del bebé, el entorno tecnológico de la UCIN, la relación con el personal de salud y el cambio en su rol parental (Shaw et al., 2023). Esta experiencia puede minar la confianza de los padres en sus capacidades y deteriorar su vínculo con el bebé.

Duelo, ansiedad y depresión

El nacimiento prematuro puede implicar sentimientos de duelo por la pérdida del parto esperado, el contacto inmediato con el bebé o experiencias ideales como el baby shower. Estas pérdidas ambiguas generan dolor y desorientación (Shaw et al., 2023). Asimismo, los padres de la UCIN presentan tasas elevadas de depresión (hasta 38 %) y ansiedad (41.9 %), con síntomas que, aunque disminuyen con el tiempo, pueden mantenerse incluso un año después del nacimiento (Osborne et al., 2024).

Relación padre-bebé y percepción de vulnerabilidad

El vínculo entre padres e hijos puede verse afectado por la separación física y emocional que implica la hospitalización del bebé. Los padres de bebés prematuros tienden a desarrollar una percepción exagerada de vulnerabilidad del niño, lo que puede derivar en un estilo de crianza sobreprotector. Este fenómeno se ha denominado Síndrome del Niño Vulnerable (VCS, por sus siglas en inglés), con consecuencias negativas para el desarrollo emocional y conductual del niño (Shaw et al., 2023).

Factores de riesgo y desigualdades

Diversas condiciones sociales, como el bajo nivel socioeconómico, la falta de apoyo, antecedentes de salud mental, o pertenecer a minorías étnicas, aumentan el riesgo de problemas emocionales en los padres. Las madres de bajos recursos, por ejemplo, tienen menos acceso a atención de salud mental posparto y seguimiento (Osborne et al., 2024).

El papel del padre y otras figuras parentales

Los padres varones también experimentan niveles significativos de estrés, ansiedad y depresión, con una incidencia de hasta el 60 % en la primera semana de vida del bebé. A menudo, estos padres son excluidos de las decisiones médicas y deben asumir múltiples responsabilidades familiares, lo que incrementa su carga emocional (Osborne et al., 2024).

Estrategias de intervención y apoyo

Ante este panorama, se requieren estrategias integrales y personalizadas para apoyar a las familias desde el hospital y continuar tras el alta. Intervenciones psicológicas en la UCIN, programas de intervención temprana centrados en la relación madre-hijo y el desarrollo del niño, así como mecanismos de tamizaje y derivación, han demostrado mejorar la salud mental de los padres y los resultados infantiles (Treyvaud & Brown, 2022). Estas estrategias son esenciales no solo para reducir los síntomas clínicos de depresión, ansiedad o estrés postraumático, sino también para reforzar la autoestima parental, fomentar la resiliencia familiar y promover una parentalidad sensible y segura. El acompañamiento psicológico continuo permite a los padres procesar sus emociones, adquirir herramientas para enfrentar los desafíos del cuidado neonatal y restablecer su rol activo en la crianza, lo cual tiene efectos positivos en la vinculación afectiva, la percepción de competencia y el desarrollo emocional del bebé.

Conclusión

El apoyo psicológico a madres y padres de bebés prematuros debe ser una prioridad en la atención neonatal. La intervención temprana, sostenida y sensible a las necesidades individuales es clave para fomentar el bienestar familiar y el desarrollo saludable del niño.

Referencias

  • Osborne, A. D., Barbeau, D. Y., Gladdis, T., Hansen, K., Branche, T., Miller, E. R., Pazandak, C. C., Hoge, M. K., et al. (2024). Mental health of NICU mothers.
  • Shaw, R. J., Givrad, S., Poe, C., Loi, E. C., Hoge, M. K., & Scala, M. (2023). Neurodevelopmental, mental health, and parenting issues in preterm infants. Children, 10(9), 1565. https://doi.org/10.3390/children10091565
  • Treyvaud, K., & Brown, S. J. (2022). Mental health of children and parents after very preterm birth. World psychiatry: official journal of the World Psychiatric Association (WPA), 21(1), 148–149. https://doi.org/10.1002/wps.20936

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