Estudio, pero el resultado no es el esperado

Estudio, pero el resultado no es el esperado

¿Te ha pasado que, por más métodos, tiempo o esfuerzo, estudias, pero no obtienes el resultado que esperas? 

En ocasiones, podemos identificar que estudiamos y ponemos todo nuestro empeño en ello, pero al querer obtener resultados, nos damos cuenta de que algo de lo que hacemos no está funcionando para que sea óptimo. Y esto puede darse por algunas de las posibles razones como lo menciona García en su artículo: 

  • Ambiente de estudio inadecuado: Un ambiente lleno de distracciones o incómodo puede dificultarte la concentración y el enfoque a las tareas de que debemos realizar, por ello si estudiamos en un lugar ruidoso o que te distraiga, es posible que no puedas concentrarte y que el rendimiento académico no sea el mejor. Por ejemplo, estudiar en la cama, en lugares con mucho ruido (autobuses, eventos ruidosos, cafeterías), cerca o en la cocina, entre otros. 

  • Falta de planificación: No tener un plan de estudio estructurado puede llevar a una distribución desigual del tiempo. Muchos estudiantes no han desarrollado habilidades sólidas de planificación y gestión del tiempo, lo que hará que sea difícil mantenerse al día con las tareas, así como dejar todo para el último momento y no disponer del tiempo suficiente para aprender. 

  • No tomar descansos: Estudiar sin pausas regulares puede disminuir la eficiencia cognitiva y la capacidad de retención, así como generar una sobrecarga de información y agotamiento. Por ejemplo, en la técnica pomodoro se hacen pausa de 5 minutos por cada 20 minutos de concentración, y al completar 2 horas se hacen pausas más extensas (20 a 30 minutos). 

  • Falta de autocuidado: La falta de sueño, una dieta deficiente o la falta de ejercicio pueden afectar negativamente tu capacidad de concentración y rendimiento. 

 

Estos y otros se consideran como malos hábitos de estudio, los cuales pueden surgir por varias razones, normalmente por la combinación de factores comportamentales, psicológicos y ambientales que dificultan la formación de un buen hábito.  

Para tener mejores resultados, es importante identificar la raíz de estos, lo que ayudará a trabajar en superarlos, por ello se debe empezar a planificar. Según Chalá y Sangoquiza (2021), existen ciertos procesos estratégicos que ayudan a mejorar el plan de estudio y obtener resultados óptimos. 

Aquí te dejamos algunas estrategias para mejorar tus hábitos de estudio: 

 

  1. Organización: Ordena adecuadamente el espacio de trabajo y ten a la mano los objetos que necesitas. Ten en cuenta las siguientes recomendaciones como una buena iluminación, una buena ventilación, temperatura agradable (se recomiendan sitios donde la temperatura esté entre los 20 y 25 grados), silencio, entre otros, que pueden influir de manera positiva. 
  2. Programación: Asigna un tiempo necesario para realizar cualquier actividad es un hábito que se debe adquirir mediante la repetición. Establecer horas fijas y cumpliendo con la programación asignada asegurará una distribución adecuada del tiempo y se aprovechara al máximo.  
  3. Motivación: Ten interés y disposición en realizar actividades de estudio, esto te permite avanzar en la búsqueda de objetivos planificados creando mayor deseo en estudiar para poder mejorar los resultados.  
  4. Autocontrol: Ten dominio de sí mismo, el poder controlarte y tener control del ambiente, permitiendo que no haya distracciones que puedan interrumpir tu trabajo.  
  5. Concentración: Es un proceso de adaptación, en el que la mente se prepara para un periodo de profundización acerca de un tema. Cuando más interesante es lo que deseas hacer o conocer, mejor será la concentración.  

 

Sara Gabriela Blanco Velasco 

Practicante de psicología en ASCOFAPSI 

 

Referencias 

Chalá, J., & Sangoquiza, R. (2021). Desarrollo de los hábitos de estudio de acuerdo a la teoría del aprendizaje significativo de David Ausubel y Joseph Novak (Bachelor’s thesis, Quito: UCE). 

García, Z. (2019). Hábitos de estudio y rendimiento académico. Boletín Redipe, 8(10), 75-88.

¿Y tú que opinas?