Diariamente nos vemos expuestos a exigencias y demandas, las cuales enfrentamos de manera inesperada. En el transcurso de nuestras vidas, nos encontramos en situaciones que generan estrés, incertidumbre y emociones intensas. Para comprender las habilidades de afrontamiento, exploraremos qué son exactamente estas habilidades y cómo pueden ayudarnos. Descubriremos cómo aplicarlas en situaciones cotidianas, ya sea para enfrentar un día agitado en el trabajo, resolver conflictos personales o lidiar con la presión, entre otros.
Pero ¿Qué son las habilidades de afrontamiento?
En el artículo de Hewitt y sus colaboradores (2023), toman la definición que dan Lazarus y Folkman acerca de las habilidades de afrontamiento, las cuales se pueden definir como la capacidad cognitiva y conductual para dar respuesta a situaciones adversas, que son cambiantes y que permiten afrontar a las demandas internas o externas del individuo. También están relacionadas con los recursos psicológicos que un individuo emplea frente a situaciones estresantes con el fin de disminuir los conflictos, proporcionando beneficios personales y, al mismo tiempo, garantizando su fortalecimiento.
Las habilidades se dividen en estilos y estrategias, siendo los estilos aquellas tendencias personales para solucionar los problemas, mientras que las estrategias son los procesos específicos utilizados en cada contexto, dependiendo de las condiciones que lo desencadenan.
Ahora bien, Del Rio menciona que los estilos se dividen en 3 tipos:
- En el afrontamiento activo o centrado en el problema: Se emplean acciones directas que van dirigidas a alterar la situación problemática y minimizar las consecuencias. Las estrategias concretas pueden ser: buscar información sobre el problema, evaluar cuál opción puede ser la más efectiva para su solución, planificar estrategias de acción, llevar a cabo pasos que conducen a la solución y buscar apoyo, ayuda o consejos de cercanos.
- El afrontamiento pasivo o centrado en la emoción: Pretende regular las consecuencias emocionales del problema. Las estrategias utilizadas en este estilo de afrontamiento son buscar apoyo emocional en amigos y familiares (empatía, comprensión), desahogarse, aceptación del problema, etc.
- El afrontamiento de evitación: Es un estilo de afrontamiento desadaptativo. Se refiere a evitar el problema no pensando en él o a esperar que el problema se resuelva por sí mismo, se suele atribuir el error a otra persona o buscamos distraernos con otras actividades para evitar pensar en él. Las estrategias de este tipo de afrontamiento más comunes son la negación (no ha sucedido nada), evitar actividades que recuerden el problema, poner excusas, el consumo de sustancias y en ocasiones utilizar el humor para intentar quitarle importancia a la situación
En cuanto a las estrategias, Solís y Vidal (2006) mencionan que existen 18 de ellas:
- Concéntrate en resolver el problema: Es una estrategia dirigida a resolver el problema estudiando sistemáticamente y analizando las diferentes opciones que tienes.
- Esfuérzate y ten éxito: Comprende las conductas que manifiestan la ambición, el compromiso y la dedicación.
- Invierte en amigos íntimos: Es el esfuerzo para que te comprometas en alguna relación personal e implica la búsqueda de tus relaciones íntimas.
- Busca pertenencia: Se refiere a la preocupación e interés por las relaciones con los demás y por lo que otros piensan.
- Fíjate en lo positivo: Indica una visión optimista y positiva ante la situación.
- Busca diversiones relajantes: Se caracteriza por la búsqueda de actividades de ocio.
- Ten distracciones físicas: La dedicación al deporte, al esfuerzo físico y a mantenerse en forma.
- Busca apoyo social: Comparte el problema con otros y busca apoyo en su resolución.
- Busca apoyo profesional: Habla acerca del problema con personas que puedan tener más experiencia.
- Acción social: Deja que otros conozcan el problema y trata de conseguir ayuda por medio de peticiones, reuniones o grupos.
- Busca apoyo espiritual: Refleja una tendencia a rezar, emplear la oración y creer en la ayuda de un líder espiritual.
- Preocuparse: Se caracteriza por elementos que indican temor por el futuro.
- Hacerse ilusiones: Se basa en la esperanza y la expectativa de que todo saldrá bien.
- Falta de afrontamiento: Refleja la incapacidad para enfrentar el problema.
- Ignorar el problema: Muestra un esfuerzo consciente por negar el problema o desatender.
- Auto inculparse: Incluye conductas que indican que te ves como responsable de los problemas o preocupaciones que tienes.
- Reducción de la tensión: Refleja un intento por sentirse mejor bajo el uso o consumo de sustancias.
- Reservarlo para ti: Huye de los demás y no deseas que no conozcan tus problemas.
Todas las estrategias de afrontamiento, siempre que no sean perjudiciales para nuestra salud, pueden tener utilidad y función dentro de los diferentes momentos por los que pasamos en el proceso de adaptación a un estresor. Además, no todas nos son igualmente útiles.
Cada uno de nosotros tendrá que descubrir cuáles son las estrategias que más ayudan en cada situación. Y cuanto mayor sea el repertorio de estrategias que conozcamos y podamos poner en marcha, mayor probabilidad tendremos de afrontar las dificultades con éxito.
Y tú, ¿Reconoces qué sueles hacer frente a los problemas?
Sara Gabriela Blanco Velasco
Practicante de psicología en ASCOFAPSI
Referencias
Del Rio, M. (s.f.). ¿Cómo hacer frente a los problemas? Estilos y Estrategias de afrontamiento al estrés.
Hewitt-Ramírez, N., Rueda, C., Vega, Á., Alarcón, M., Velandia, S., & Villamil, R. (2023). Regulación emocional y habilidades de afrontamiento en profesores colombianos de Educación Básica Primaria. Revista Guillermo de Ockham, 21(1), 45-63.
Sánchez, A., Osornio, L., & Ríos, M. (2019). Habilidades sociales básicas y su relación con la ansiedad y las estrategias de afrontamiento en estudiantes de medicina. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 22(2).
Solís Manrique, C., & Vidal, A. (2006). Estilos y estrategias de afrontamiento en adolescentes. Revista de Psiquiatría y Salud Mental Hermilio Valdizan, VII(1), 33-39