Durante la vida universitaria, los estudiantes deben realizar esfuerzos para adaptarse a nuevas demandas, normas, responsabilidades académicas y, particularmente a un ambiente con mayor competitividad, lo que repercute a nivel físico, emocional y psicológico.
Silva, López y Meza (2020), brindan una definición de lo que es el estrés académico, el cual puede definirse como “un estado que se produce cuando un estudiante percibe de manera negativa las demandas del entorno, resultando angustiantes aquellas situaciones que debe enfrentar durante su proceso formativo y que pueden llevarlo a perder el control para afrontarlas”. En ocasiones, se manifiestan en algunos síntomas físicos, como cansancio, dolor de cabeza, insomnio o problemas digestivos. También se expresa a nivel psicológico, teniendo impacto sobre el interés profesional, problemas de memoria, ausentismo, bajo rendimiento, desconcentración e incluso deserción académica.
Hoy en día, el estrés es una realidad con la que muchos estudiantes se enfrentan durante su trayectoria educativa. Las demandas de un entorno escolar competitivo, la presión por obtener buenas calificaciones y el equilibrio entre los estudios y la vida personal pueden dar lugar a niveles significativos de estrés. Se ha convertido en una experiencia común en la vida estudiantil, pero no debe ser ignorado o subestimado.
Algunas causas del estrés académico pueden ser:
- Carga de trabajo excesiva: La acumulación de tareas, proyectos y exámenes puede ser abrumadora y llevar a sentirse presionado por el tiempo.
- Expectativas elevadas: Las altas expectativas personales y las impuestas por los padres, profesores o la sociedad pueden generar miedo al fracaso.
- Competencia constante: La comparación con otros estudiantes y la búsqueda constante de estar a la altura pueden aumentar la ansiedad.
- Falta de recursos: La falta de acceso a recursos educativos adecuados y apoyo académico puede aumentar la dificultad de las tareas.
- Falta de equilibrio: La dificultad para equilibrar los estudios con actividades extracurriculares y la vida social puede generar agotamiento.
Estas causas pueden tener un impacto en la salud mental, desencadenando ansiedad y depresión, así como agotamiento físico y emocional. De igual forma, puede afectar negativamente la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje y a nivel social, puede llevar al aislamiento de sus redes de apoyo.
Para enfrentar este problema, Escobar, Soria, López y Peñafiel (2018) nos mencionan algunas estrategias para manejar de manera más adecuada el estrés académico:
- Establecer metas realistas: No intentar hacer demasiado en poco tiempo. Establecer metas pequeñas y alcanzables que pueden lograrse, apoyándose en una planificación efectiva con un calendario de estudio para distribuir la carga de una manera equitativa.
- Dividir las tareas grandes en tareas más pequeñas, esto hará que las tareas parezcan menos abrumadoras.
- Establecer horarios de estudio y apegarse a ellos: Ayudará a mantener la concentración y evitar la procrastinación.
- Tomar descansos regulares: Levantarse y moverse cada 20-30 minutos, ayuda a evitar el cansancio y se pueden incluir actividades de relajación en la rutina.
- Dormir lo suficiente, el sueño ayuda a recargar baterías y a manejar el estrés.
- Comunicación abierta: En ocasiones, hablar con profesores, consejeros escolares o familiares sobre las preocupaciones puede brindar apoyo y posibles soluciones.
- Uso de técnicas de manejo del estrés: Practicar la meditación, la respiración profunda y el mindfulness puede ayudar a reducir la ansiedad.
- Buscar apoyo social: Mantener conexiones con amigos y familiares puede ser un factor clave para mitigar el estrés.
- Buscar ayuda profesional: Si el estrés académico se vuelve abrumador, se puede considerar la posibilidad de hablar con un terapeuta o consejero especializado.
Al adoptar un enfoque equilibrado hacia los estudios y el autocuidado, los estudiantes pueden enfrentar los desafíos académicos con mayor confianza y resiliencia, manejándolo de manera saludable, ya que se cuenta con recursos disponibles para ayudar a superarlo.
Sara Gabriela Blanco Velasco
Practicante de psicología en ASCOFAPSI
Referencias
Escobar, E., Soria, B., López, G., & Peñafiel, D. (2018). Manejo del estrés académico; revisión crítica. Atlante Cuadernos de Educación y Desarrollo, (agosto).
Silva, M., López, J., & Meza, M. (2020). Estrés académico en estudiantes universitarios. Investigación y Ciencia, 28(79), 75-83.