Por nuestros hijos. Concertando acuerdos tras una separación
En las últimas décadas, el modelo familiar ha experimentado transformaciones significativas. El divorcio, antes un tema tabú, se ha convertido en una realidad cada vez más común. En Colombia, por ejemplo, se han registrado un promedio anual de 23.334 separaciones entre 2016 y 2023. Ante este escenario, resulta evidente la necesidad de brindar acompañamiento a las familias que atraviesan este proceso, con el objetivo de minimizar el impacto negativo, especialmente en los niños.
La separación conyugal, lejos de ser un estigma, se ha posicionado como una opción viable para resolver conflictos familiares como la violencia intrafamiliar, la falta de comunicación y otros problemas que afectan la dinámica familiar.
Cuando la decisión de separarse es tomada de mutuo acuerdo, se facilita un proceso más pacífico y menos traumático para todos los involucrados, en particular para los hijos. Al aceptar la nueva realidad familiar, los niños tienen mayores posibilidades de adaptarse a los cambios y construir relaciones saludables con ambos padres.
El impacto de la separación en los hijos e hijas
La separación conyugal es un evento que genera un profundo impacto emocional tanto en los padres como en los hijos. La ruptura de la pareja implica una serie de cambios significativos que pueden desencadenar sentimientos de ansiedad, estrés, tristeza y confusión en todos los miembros de la familia.
La inestabilidad emocional de los padres, a su vez, influye directamente en el bienestar psicológico de los niños, quienes experimentan una serie de ajustes y desafíos en diferentes ámbitos de la vida, como:
Psicoemocionales
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Sentimientos de:
– Abandono por no entender qué está pasando y por qué abandona uno de los progenitores el hogar. – Frustración e impotencia por todos los cambios de rutina que ocurren en la vida diaria. – Culpabilidad si no se les ha explicado claramente la causa de la separación. – Rechazo hacia los padres porque les dedican menos tiempo (el ausente porque no está y el presente porque tiene que asumir obligaciones que anteriormente se compartían entre ambos cónyuges), etc.
El malestar emocional del niño se manifiesta en:
– Problemas emocionales: irritabilidad y llanto o incluso cuadros de ansiedad y depresión. – Somatizaciones: que pueden ser de tipo gastrointestinal (vómitos, diarrea, estreñimiento, gastralgia), neurológico (tics nerviosos, balanceo, regresión en el neurodesarrollo), dermatológico (eccema, aftas, empeoramiento del acné). – Problemas de comportamiento: desobediencia, agresividad, consumo de tóxicos. – Trastornos de eliminación: enuresis, encopresis, sobre todo en los niños más pequeños. – Trastornos del sueño: tanto de iniciación como de mantenimiento. – Accidentes: mayor propensión a sufrirlos debido tanto a la falta atencional que se observa cuando hay problemas emocionales, como por una conducta impulsiva que suele haber cuando hay problemas de comportamiento. |
Académicas | Presentan problemas de concentración y atención que acaba afectando el rendimiento académico. |
Sociales | Cambios en las relaciones con miembros de la familia extensa, como son los abuelos, tíos, primos, etc. Cuando es una separación conflictiva pueden quedar dañados los lazos afectivos con una rama familiar, o ser muy tensa. |
Económicas | Conlleva una disminución de ingresos económicos que algunas veces puede llegar a ocasionar situaciones de pobreza no permitiendo una adecuada alimentación o tener acceso al necesario material escolar, mientras en otras ocasiones el niño sufrirá una cierta exclusión social al no poder ya asumirse actividades de ocio u actividades extraescolares anteriormente asumibles.
A veces los padres tienen que aumentar las horas diarias de trabajo para mantener el mismo estatus social. Otras veces, el padre que no tiene la guarda y custodia deja de ayudar económicamente a los hijos creando la necesidad que el otro progenitor tenga que trabajar más horas fuera del hogar. Ambas situaciones suelen aumentar la sensación de abandono en los hijos. |
Como hacer de la separación un proceso amable.
Para minimizar el impacto emocional de la separación en los niños, es esencial que los padres se preparen adecuadamente antes de hablar con ellos. Ambos deben estar de acuerdo en cómo comunicar la noticia y en cómo abordar las preguntas y preocupaciones de sus hijos.
Es importante elegir un momento tranquilo y privado para esta conversación, brindar un entorno emocionalmente seguro y asegurarse de que los niños se sientan escuchados y comprendidos, recordando que frente a esta situación los hijos e hijas pueden necesitar:
- Sentir que son amados: Ambos padres deben asegurar a sus hijos que los aman y que siempre estarán ahí para ellos.
- Estabilidad: Es importante mantener rutinas y horarios lo más estables posible.
- Honestidad: Los padres deben explicar la separación a los hijos de una manera adecuada a su edad y evitando culpas.
- Apoyo profesional: Si los niños muestran signos de dificultad para adaptarse a la nueva situación, es recomendable buscar ayuda de un psicólogo infantil.
Puntos clave a considerar
- Se debe determinar quién tendrá la custodia de los hijos y establecer un régimen de visitas para el otro progenitor.
- Es fundamental establecer canales de comunicación claros y respetuosos para discutir temas relacionados con los hijos, evitando culpas y reproches.
- Definir quién tomará las decisiones importantes sobre la educación, salud y bienestar de los hijos.
- Establecer acuerdos sobre cómo se repartirán los gastos relacionados con los hijos, como alimentación, educación y actividades extraescolares.
- Si los hijos cambian de colegio o de casa, es importante planificar la transición de manera cuidadosa para minimizar el impacto en su vida.
- Los acuerdos deben ser flexibles y adaptables a las necesidades cambiantes de los hijos.
- Los hijos no deben sentirse presionados a tomar partido o a ser intermediarios entre sus padres.
La separación de una pareja puede ser un proceso doloroso, pero con una buena comunicación y la voluntad de cooperar, los padres pueden establecer acuerdos que beneficien a sus hijos. Al priorizar el bienestar de los niños y buscar ayuda profesional si es necesario, es posible minimizar el impacto negativo de la separación en sus vidas.
Referencias
Gómez, C., Lopera, E., y Rodríguez, A. (2020). Separación conyugal, efectos en la salud mental de los hijos. Poiésis, (38), 107-129.
López, S. (2009). El sistema familiar ante el divorcio: factores de riesgo y protección y programas de intervención. Cultura y Educación, 21(4), 391–402.
Roizblatt, A., Leiva, V., & Maida, A. (2018). Separación o divorcio de los padres. Consecuencias en los hijos y recomendaciones a los padres y pediatras. Revista chilena de pediatría, 89(2), 166-172.
Enith Daniela Villota Guevara
Psicóloga