Comprendiendo las conductas autolesivas

Las conductas autolesivas son aquellas que van dirigidas de forma intencionada a lesionar el propio cuerpo sin que haya una ideación suicida. Cabe mencionar que, esta práctica autolesiva puede ser considerada por las personas que la realizan, como una estrategia de afrontamiento y medida compensatoria que sirve para  manejar y tolerar ciertas emociones como tristeza, frustración, enojo, entre otras, sin embargo, esta estrategia es poco adaptativa y se corre el riesgo de que dichas lesiones provoquen daños y alteraciones físicas en quien las realiza. 

Por tal razón, aunque las conductas autolesivas pueden ser vistas como un mecanismo que ayuda a controlar sentimientos considerados negativos, pueden también volverse la “solución rápida” para dejar de “sentirse mal” y el problema de esta concepción es que el alivio que produce esta práctica es temporal y altamente riesgoso, adicionalmente, cuando las sensaciones de malestar regresan, la persona vuelve a autolesionarse, creando un ciclo difícil de romper.  

Algunas de las causas que se han explorado frente a las prácticas de  conductas de autolesión son:   

  • Pedir ayuda.
  • Castigar a otros.  
  • Juego exploratorio.  
  • Imitación del grupo social. 

 

La psicóloga española Dolores Mosquera, señala en su libro “La autolesión: el lenguaje del dolor” que, aquella persona que emite estas conductas autolesivas, por lo general se siente triste, vacía, tiene dificultades para identificar sentimientos y expresarlos pues suele confundir sus emociones. Partiendo de esto, es importante aclarar que, aunque puede parecer un comportamiento excéntrico, este cobra sentido si se ve como una forma de regular las propias emociones (aun cuando esta elección sea poco adaptativa y riesgosa). Considerándose como posible consecuencia de no haber adquirido habilidades adaptativas para recobrar la calma y controlar el estrés o la frustración en periodos previos del desarrollo vital. Sumado a esto, para muchas personas resulta más “fácil” tolerar y comprender el dolor físico pues este es rastreable, a diferencia del dolor emocional en dónde es difícil identificar y expresar el malestar en un momento determinado. 

Es importante mencionar que, las conductas autolesivas ocurren con mayor frecuencia en mujeres, adolescentes (donde hasta un 30% de ellos se han autolesionado alguna vez en su vida), el colectivo LGBTIQ+ (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales, queer y cualquier otro tipo de orientación sexual o identidad de género), personas que tienen amigos o familiares que se autolesionan, personas que han experimentado abusos en la infancia, o que tienen un trastorno psiquiátrico. Además, las formas más frecuentes de autolesión son: cortarse, morderse, pellizcarse, arañarse, quemarse, pegarse, darse golpes en la cabeza y clavarse cosas.  

Si te preguntas ¿Qué se puede hacer frente a un caso de autolesión? Ante esta situación, te recomendamos realizar las siguientes actividades con el fin de disminuir la probabilidad de que las conductas autolesivas se repitan: 

  • Intenta contactar y hablar con alguien. Si la persona se encuentra sola, la recomendación es llamar o escribirle a un amigo o persona de confianza. 
  • Encuentra una alternativa para expresar los sentimientos (como dibujar o escribir un diario).
  • Sustituye la conducta autolesiva por otra. Por ejemplo, intenta frotarte con cubos de hielo, ponerte una goma en la muñeca y jugar con ella.
  • Contempla la posibilidad de acceder a un proceso terapéutico que te ayude a hacerle frente a esta problemática.

 

Recuerda que cada persona es diferente y algunas de estas estrategias funcionan para unas personas para otras no. Es cuestión de probar alternativas y encontrar aquella que se adapte a cada uno. Sin embargo, estas medidas no reemplazan el acompañamiento terapéutico de un profesional, en el cual se: 

  • Identifican y aceptan las distintas emociones como parte del ciclo vital normal.  
  • Entrenan estrategias de aceptación. (Entender el malestar emocional como parte del ciclo vital).  
  • Generan prácticas de autocuidado. (Cómo comer de forma regular, realizar ejercicio físico, garantizar las horas de sueño…).   
  • Fomentan las habilidades de comunicación y las relaciones sociales. 

 

Autolesionarse no es sinónimo de querer  morir o desear llamar la atención. Muchas personas se autolesionan para disminuir sentimientos de malestar, evitemos juzgar de manera indiscriminada estas conductas y seamos ese puente de seguridad para aquellos que lo necesitan.  

 

Referencias

Clinic Barcelona. Autolesiones, Recuperado de: https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/vida-saludable/autolesiones/diagnostico

Mosquera, D. (2008). La autolesión: el lenguaje del dolor. Pléyades.