El rol materno ha sido, históricamente, uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Sin embargo, a pesar de su relevancia, sigue siendo un trabajo invisibilizado, subestimado y, muchas veces, naturalizado como una obligación femenina. En pleno 2025, persisten narrativas que presentan la maternidad como una vocación innata, donde se espera que las mujeres dominen, sin apoyo ni formación previa, todas las habilidades del cuidado infantil y del hogar.
Carga invisible: las tareas no reconocidas de las madres
A diario, las madres asumen una serie de tareas que pasan desapercibidas para sus parejas, hijos y la sociedad en general. Detalles como asegurarse de que los niños lleven sus objetos escolares, preparar todo para los viajes familiares, tener comida o servilletas a la mano y prever necesidades cotidianas, son tareas que rara vez se reconocen como trabajo. Esta carga mental y organizativa, conocida como “carga invisible”, es sostenida mayoritariamente por las madres (Nadeem & Nadeem, 2024).
Diferencias de género en la crianza: percepciones y realidades
Las investigaciones muestran que las madres y los padres abordan la crianza de manera distinta. Las madres tienden a preocuparse más por la salud mental de sus hijos, por la posibilidad de que sufran bullying o sean víctimas de violencia. También son más propensas a sentirse juzgadas por su entorno sobre su estilo de crianza, incluyendo a sus propias familias y comunidades virtuales (Nadeem & Nadeem, 2024).
En cuanto a estilos parentales, las madres se describen con mayor frecuencia como sobreprotectoras (51%) en comparación con los padres (38%) y son más proclives a “ceder demasiado rápido” ante las demandas de los hijos. Esta diferencia también se refleja en la percepción del estrés asociado a la maternidad: 47% de las madres afirman sentirse agotadas, frente a un 34% de los padres (Nadeem & Nadeem, 2024).
La ideología del cuidado intensivo y sus consecuencias
Añadiendo a estas cargas, el aumento del conservadurismo durante las últimas décadas, ha causado que se intensifique el modelo de “parenting intensivo”, una forma de crianza que exige una inversión extrema de tiempo, dinero y energía emocional por parte de los padres, especialmente de las madres (Nomaguchi & Milkie, 2020). Esta ideología coloca la responsabilidad total del desarrollo infantil en los hombros maternos, haciéndolas sentir que cada decisión o acción podría determinar el éxito o fracaso de sus hijos.
Este modelo, si bien busca una crianza sensible y comprometida, tiene efectos perjudiciales sobre el bienestar materno. Las madres pueden experimentar culpa, agotamiento y ansiedad, ya que se les exige una atención constante e impecable a cada aspecto de la vida de sus hijos. La carga emocional se intensifica cuando la sociedad las responsabiliza de cualquier problema que los niños puedan enfrentar (Nomaguchi & Milkie, 2020).
Percepción de las responsabilidades parentales
Incluso en relaciones de crianza más equitativas, en relaciones heterosexuales persisten diferencias importantes en la percepción del reparto de tareas. Mientras que la mayoría de madres afirman encargarse de gestionar las actividades de los hijos, proporcionar apoyo emocional y cubrir necesidades básicas, muchos padres creen que estas tareas se comparten equitativamente. Esta disonancia refuerza la desigualdad en el hogar y contribuye al desgaste emocional de las madres (Nadeem & Nadeem, 2024). La falta de implicación real del padre no solo recae sobre la madre, que experimenta sobrecarga mental, fatiga crónica y sensación de soledad, sino que también impacta negativamente en el bienestar del hijo. Los niños pueden percibir la ausencia emocional del padre y desarrollar inseguridades, carencias afectivas o dificultades en la construcción de vínculos sanos. La figura paterna, cuando está presente y comprometida, contribuye a un entorno familiar más equilibrado y seguro; cuando no lo está, se profundizan las desigualdades y se tensionan las dinámicas familiares.
Conclusión: hacia un reconocimiento del rol materno
Es urgente visibilizar y valorar el trabajo que realizan las madres, no solo en el plano físico, sino también en el emocional, mental y logístico. La maternidad no debe ser una carga invisible ni una vocación naturalizada. Requiere del acompañamiento de la pareja, de políticas públicas adecuadas y de un cambio cultural que reconozca y respete el papel fundamental de las madres en el desarrollo humano y social.
Referencias
- Nadeem, R., & Nadeem, R. (2024, April 14). 1. Gender and parenting. Pew Research Center. https://www.pewresearch.org/social-trends/2023/01/24/gender-and-parenting/
- Nomaguchi, K., & Milkie, M. A. (2020). Parenthood and Well‐Being: A Decade in Review. Journal of Marriage and Family, 82(1), 198–223. https://doi.org/10.1111/jomf.12646
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