Una vida en equilibrio. El cuidado como acto de corresponsabilidad

Una vida en equilibrio. El cuidado como acto de corresponsabilidad

En la búsqueda constante de bienestar, el concepto de cuidado emerge como una piedra angular. No se trata solo de autocuidado, sino de un acto de corresponsabilidad que involucra tanto a uno mismo como a quienes le rodean.

 

 

 

¿Por qué es importante tener en cuenta el cuidado?

Al hablar de cuidado, es necesario entender que esté, va más allá de la atención médica o la asistencia a personas enfermas. Este concepto se encuentra dentro de un enfoque integral que busca promover el bienestar y prevenir enfermedades a través de diversas acciones y estrategias. Por tal motivo, el cuidado se debe centrar en:

Identificar y abordar los factores de riesgo que pueden afectar la salud. Como la mala alimentación, el sedentarismo, el consumo de tabaco y alcohol, el estrés, etc.
Promoción de hábitos de vida saludables. Una dieta balanceada, actividad física regular, descanso adecuado, manejo del estrés y realización de chequeos médicos preventivos.
Fomentar la educación para la salud. Brindando información y herramientas a las personas para que de manera individual y colectiva se puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar.
Creación de entornos saludables Tanto en el hogar como en la comunidad, promoviendo espacios seguros, limpios y amigables con la salud.

 

El cuidado se enfoca en fortalecer los recursos y capacidades de las personas para que puedan tomar control de su propia salud, promoviendo el empoderamiento individual y comunitario, brindando herramientas y oportunidades para que las personas puedan participar activamente en la promoción de su salud y la del entorno.

El cuidado visto desde la corresponsabilidad implica reconocer que el bienestar personal y comunitario están intrínsecamente ligados. No es una tarea exclusiva de los profesionales médicos o del sistema de salud. Es un proceso integral que requiere la participación activa de diversos actores, cada uno con un papel fundamental que desempeñar. Esto significa entender que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de cuidar de sí mismo, pero también de los demás:

Autocuidado

(El individuo)

Principal responsable de su propio bienestar:

Debe tomar decisiones informadas sobre su salud, adoptar hábitos de vida saludables, buscar atención médica cuando la necesite y participar activamente en su tratamiento.

 

Promotor de su salud y la de los demás:

Puede compartir información y experiencias sobre salud con su círculo cercano, participar en campañas de promoción de la salud y abogar por políticas públicas que favorezcan el bienestar de la población.

Cuidado mutuo

(Círculo cercano, familia y amigos)

Fuente de apoyo emocional y social:

Brinda a la persona el apoyo y la motivación necesarios para mantener hábitos saludables y afrontar los desafíos relacionados con la salud.

Promotor de comportamientos saludables: Puede animar a la persona a adoptar hábitos saludables, como una dieta balanceada o la actividad física regular, y ofrecer apoyo para mantenerlos.

Facilitador del acceso a la atención médica:

Puede acompañar a la persona a sus citas médicas, ayudarla a comprender la información recibida y brindarle apoyo emocional durante el proceso.

Cuidado comunitario

(La comunidad)

Espacio de intercambio y aprendizaje:

Permite a las personas compartir experiencias, conocimientos y recursos relacionados con la salud.

 

Promotora de la salud colectiva:

Puede organizar actividades de promoción de la salud, como talleres, campañas de vacunación o jornadas de recreación.

 

Defensora de los derechos de salud:

Puede abogar por políticas públicas que garanticen el acceso a la atención médica de calidad para todos los miembros de la comunidad.

Estado

(Como proveedor estructural)

Garante del derecho a la salud:

Debe garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios de salud de calidad, independientemente de su condición socioeconómica o ubicación geográfica.

 

Promotor de políticas públicas saludables:

Debe implementar políticas que favorezcan la adopción de hábitos saludables, como la promoción de la alimentación nutritiva, la actividad física y la prevención del consumo de tabaco y alcohol.

 

Regulador de los determinantes sociales de la salud:

Debe tomar medidas para abordar los factores sociales que afectan la salud, como la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a educación y vivienda.

El cuidado de la salud es un proceso continuo que requiere un compromiso permanente de todos los sectores de la sociedad. Al trabajar juntos, podemos construir una cultura de la salud en la que el bienestar de todos sea una prioridad:

  • Al asumir la responsabilidad de nuestro bienestar emocional y el de los demás, desarrollamos una mayor empatía y comprensión, lo que fortalece nuestras relaciones y nos ayuda a manejar mejor el estrés y las dificultades.
  • Practicar hábitos de autocuidado y cuidar de los demás crea un entorno de apoyo que puede reducir el riesgo de enfermedades físicas y mentales, y promover una vida más longeva.
  • La corresponsabilidad fomenta una comunicación abierta y un apoyo constante, lo que crea un sentido de pertenencia y seguridad.
  • El cuidado comunitario promueve la cohesión social y la solidaridad, lo que fortalece el tejido social y crea comunidades más resilientes y unidas.

Pensar en el cuidado como una acción individual y colectiva permite reevaluar la relación existente en primer lugar consigo mismo y luego con el entorno circundante. Al adoptar una perspectiva de cuidado integral y corresponsable, se crea una red de apoyo que fomenta el bienestar personal y comunitario.

¡Recuerda!, el cuidado no es una tarea aislada, sino un esfuerzo colectivo que puede transformar y mejorar la calidad de vida de la sociedad en conjunto.

Referencias

Echeverry, V., Fernández, Y., & Pineda, S. (2020). Reconocimiento del autocuidado como deber y corresponsabilidad de las personas que contribuye a la sostenibilidad del sistema de salud.

Paiva, V., Ayres, J. R., Capriati, A., Amuchástegui, A., & Pecheny, M. (2018). La dimensión psicosocial del cuidado.

 

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

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