Prejuicios de género: Conociendo la misandria y misoginia

Prejuicios de género: Conociendo la misandria y misoginia

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia se define como una acción intencional que busca someter, manipular, coercer, intimidar, imponer o causar sufrimiento físico o psicológico a otro individuo. Esta acción puede ser ejercida por un individuo o por un grupo, y se manifiesta de diversas maneras, incluyendo el abuso físico, verbal, emocional y sexual.

 

La violencia puede ser motivada por diversos factores, como el odio, la ira, el miedo o el deseo de poder y trae consecuencias negativas para la víctima. Cuando hablamos de violencia en el terreno del género, aparecen dos de sus expresiones la misoginia y misandria, las cuales manifiestan un tipo de violencia dirigida de un género a otro. Es importante mencionar que, todo ser humano tiene la capacidad de agredir o debilidad de ser agredido, reconociendo así que, tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas o agresores. Así pues, los prejuicios y estereotipos basados en el género han dejado una huella profunda en la historia y continúan impactando la sociedad en la actualidad. Hoy te invitamos a conocer dos conceptos clave que delimitan estas formas de discriminación:

¿Qué es la misandria?

Es el odio o aversión hacia los hombres,

una actitud que se manifiesta en prejuicios, estereotipos y comportamientos discriminatorios dirigidos hacia el género masculino. Esta forma de discriminación puede tener diversas raíces, incluyendo experiencias personales negativas con hombres, la internalización de roles de género nocivos, o la exposición a mensajes discriminatorios en contra de los hombres en la cultura popular o los medios de comunicación.

 

Es el odio o desprecio hacia las mujeres,

un fenómeno que ha sido documentado a lo largo de la historia y que continúa manifestándose en diversas formas, desde la violencia física y psicológica hasta la discriminación en el ámbito laboral, político y social. La misoginia se sustenta en la creencia de que las mujeres son inferiores a los hombres, lo que justifica la discriminación y la violencia en su contra.

 

Es crucial reconocer que la violencia y la discriminación no tienen género. Todas las personas, independientemente de su identidad de género, tienen derecho a vivir una vida libre de violencia y discriminación.

¿Cómo abordar estas expresiones de violencia?

La misandria y la misoginia, son formas de prejuicio y la discriminación que representan obstáculos significativos en el camino hacia la igualdad de género. Para erradicar estas actitudes nocivas, es necesario un enfoque multifacético que aborde las diferentes raíces que las sustentan:

Raíces psicológicas Raíces sociales Raíces culturales
Sesgos cognitivos

Como el sesgo de confirmación y el estereotipo, llevan a interpretar y recordar información de manera sesgada, reforzando las creencias preexistentes, incluso si estas son erróneas.

 

Amenazas percibidas

Estos prejuicios pueden surgir de la percepción de que un grupo representa una amenaza al status quo o a los privilegios del otro.

 

Experiencias personales

Las experiencias negativas con personas de un género específico pueden crear una generalización de manera indebida.

 

Normas de género

Las normas que definen roles y comportamientos esperados para hombres y mujeres pueden fomentar la discriminación y la violencia.

 

Desigualdad de poder

En diversos ámbitos, como la política, la economía y el hogar, perpetúa la discriminación.

 

Falta de representación

La subrepresentación de mujeres y hombres en roles de liderazgo y posiciones de poder refuerza estereotipos y limita las oportunidades para ambos géneros.

 

Estereotipos de género

Transmitidos de generación en generación a través de la cultura popular, los medios de comunicación y la educación, refuerzan la visión negativa y discriminatoria hacia hombres y mujeres.

 

Discurso de odio

Promueve la violencia y la discriminación contra hombres o mujeres contribuye a la normalización de estas actitudes nocivas.

 

Falta de educación

Sobre la igualdad de género, el respeto mutuo y la diversidad en las escuelas y comunidades limita la comprensión y la empatía entre hombres y mujeres.

 

 

A continuación, se presentan algunas estrategias clave para combatir estas formas de discriminación:

Educación y sensibilización

Implementar programas educativos que promuevan la igualdad de género, el respeto mutuo y la diversidad en todos los niveles educativos.

Desafío a los estereotipos

Desmantelar los estereotipos de género a través de campañas de sensibilización, medios de comunicación responsables y representaciones positivas de hombres y mujeres en diversos roles.

Leyes y políticas

Fortalecer las leyes y políticas que protegen a las víctimas de violencia y discriminación, independientemente de su género.

Apoyo a las víctimas

Brindar apoyo psicológico y social a las víctimas de misandria y misoginia, incluyendo servicios de atención especializada y refugios seguros.

Investigación y análisis

Promover investigaciones que analicen las raíces psicológicas, sociales y culturales de la misandria y la misoginia para desarrollar estrategias de intervención más efectivas.

Promoción de la diversidad

Fomentar la diversidad e inclusión en todos los ámbitos de la sociedad, creando espacios seguros y respetuosos para todos los géneros.

La lucha contra la misandria y la misoginia exige un compromiso colectivo y sostenido. Al abordar las raíces psicológicas, sociales y culturales de estos prejuicios, y poner en práctica las estrategias se puede construir una sociedad más equitativa e inclusiva donde todos los individuos, independientemente de su género, puedan vivir libres de discriminación y violencia.

Referencias

Clemente, M., Reig, A., & Fernández, M. (2015). Machismo y misandria: su estudio a través de los anuncios de televisión, Mundos emergentes: cambios, conflictos y expectativas, 13-21.

Gómez, J., & Arias, J. (2021). De la misoginia y la misandria. Ciencia y Academia, (2).

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga

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