Psicología de la adicción. Recompensa y aprendizaje

La adicción, un fenómeno complejo que va más allá del simple consumo de sustancias, su aparición es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, es fundamental recordar que las adicciones pueden ser tratadas y que una detección temprana puede marcar la diferencia en la vida de la persona.

 

Para comprender qué es una adicción, y por qué es tan difícil frenar los impulsos adictivos, es necesario conocer el circuito de recompensa cerebral.

El cerebro es el órgano responsable de guiar la conducta y las reacciones corporales y dentro de este funciona el sistema de recompensa cerebral el cual es un complejo neuronal que permite sentir y experimentar sensaciones de deseo y placer o gratificación, como respuesta a determinados estímulos electroquímicos. En este caso, la conducta adicta altera el funcionamiento cerebral natural relacionado con el deseo y la gratificación; provocando un desequilibrio en el que la persona necesita consumir cada vez más para obtener una recompensa, que siempre es pasajera y menos pronunciada de lo que se espera.

La sensación de bienestar producida por la administración de alguna sustancia o conducta repetida es un componente propio de la iniciación en su consumo, dando paso a una situación regida por el deseo irrefrenable de probarlo nuevamente. De esto se deriva que, la adicción no es solo un problema físico, sino también psicológico que afecta profundamente la forma en que pensamos, sentimos y nos comportamos.

 

Dentro de los mecanismos psicológicos que se han identificado en la formación de la adicción se destacan:

  1. Refuerzo positivo: Las sustancias adictivas o las conductas problemáticas proporcionan una sensación de placer o alivio inmediato, lo que refuerza su repetición.
  2. Condicionamiento clásico: El entorno y las situaciones asociadas al consumo de la sustancia o a la conducta adictiva pueden desencadenar fuertes antojos.
  3. Aprendizaje asociativo: El cerebro aprende a asociar la sustancia o la conducta con el alivio de emociones negativas, como el estrés o la ansiedad.

Comprender los mecanismos psicológicos que subyacen a la adicción es una tarea fundamental, para desarrollar tratamientos efectivos y prevenir recaídas.

Es ahí donde las intervenciones enmarcadas por la psicología buscan apoyar a las personas con problemáticas relacionadas al consumo de sustancias (alcohol, tabaco y drogas) y conductas adictivas (ludopatía, atracón, etc.) en las diversas etapas de su proceso, mediante procedimientos terapéuticos basados en evidencia científica.

 

Estas intervenciones se orientan a motivar el cambio en la conducta de consumo, establecer objetivos, alcanzarlos y mantenerlos, a la par de buscar la mejora en la calidad de vida y la mitigación de las consecuencias del consumo.

Las conductas adictivas son patrones de conducta repetitivos, que, entre sus consecuencias, incluyen el aumento de su ocurrencia, la intensidad y la gravedad de las problemáticas asociadas, tienden a generar cambios en el cerebro y asociarse con muchas problemáticas de índole psicológica, emocional y conductual. tanto generando las mismas como empeorando condiciones preexistentes.

Un enfoque multidisciplinario para afrontar la adicción

El abordaje de las adicciones tanto a sustancias (alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, heroína, drogas de síntesis, etc.) como sin sustancia (adicciones comportamentales) debe ser integral, teniendo en cuenta los aspectos sociales, psicológicos y biológicos involucrados. La evidencia científica disponible avala, sin ningún lugar a dudas, este enfoque integral.

Los programas de tratamiento más efectivos suelen combinar:

  1. Terapia cognitivo-conductual: Ayuda a los pacientes a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos asociados a la adicción.
  2. Terapia de aceptación y compromiso: Fomenta la aceptación de las experiencias difíciles y el desarrollo de habilidades para vivir una vida más plena.
  3. Medicamentos: En algunos casos, los medicamentos pueden ser útiles para reducir los síntomas de abstinencia y prevenir la recaída.
  4. Grupos de apoyo: Grupos como Alcohólicos Anónimos ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y recibir apoyo social.

Con este tipo de programas se busca conseguir un cambio en la conducta del paciente a través de la aceptación del problema y de una reorientación de sus comportamientos. No se trata de realizar un control extremo sobre sus conductas o retirarlas totalmente, sino cambiar el enfoque y la relación que se le da con la adicción.

 

Referencias

Kuhar, M. (2016). El cerebro adicto: por qué abusamos de las drogas, el alcohol, la nicotina y muchas cosas más. Ediciones UC.

Iglesias, E., & Guadalupe, L. (2003). Psicología de la salud y adicciones: perspectiva terapéutica. Revista de Psicología, 21(1), 71-106.

Enith Daniela Villota Guevara

Psicóloga