El nacimiento de un bebé prematuro, si bien puede ser un momento de alegría, también conlleva un proceso de duelo para la familia. La imagen del “bebé perfecto” que la familia había creado se ve alterada, generando preocupación y una percepción de mayor fragilidad del recién nacido. No obstante, aunque los bebés prematuros requieren atención especializada debido a sus condiciones particulares de nacimiento, esto no implica que deban ser considerados como extremadamente delicados o incapaces de desarrollarse de manera adecuada (Ríos-Flórez et al., 2018).
Características y prevalencia de la prematurez
El nacimiento prematuro es un tema de gran interés para la comunidad científica debido a sus implicaciones biológicas y funcionales. Los niños prematuros presentan un mayor riesgo de desarrollar discapacidades a lo largo de su vida (Kinney, Howson, McDougall, & Lawn, 2012; OMS, 2013). De hecho, el parto prematuro representa el 75% de la mortalidad neonatal y cerca de la mitad de la morbilidad neurológica a largo plazo (Egan, Gutiérrez, Cuevas, & Lucio, 2008).
En Colombia, se estima que el 11.4% de los nacimientos son prematuros, con cifras cercanas a las reportadas por la OMS (DANE, citado en Palencia, 2010). Según esta organización, se clasifica como prematuro general a quien nace antes de la semana 37, como muy prematuro antes de la semana 32 y extremadamente prematuro antes de la semana 28 (OMS, 2013).
Impacto conductual y diagnóstico de TDAH en niños prematuros
Diversos estudios han encontrado una asociación entre el nacimiento prematuro y la presencia de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) de tipo combinado, con síntomas de hiperactividad e inatención (Delobel-Ayoub et al., 2009; Raju et al., 2006; Samara, Marlow, & Wolke, 2008). En particular, se ha observado que los síntomas de TDAH en niños prematuros se presentan tanto en el ámbito académico como familiar, y no exclusivamente en uno de estos contextos (Bermúdez et al., 2012).
Además, un estudio en México encontró que el 22% de los niños con TDAH habían nacido prematuramente, en comparación con el 8% en el grupo control (Muñoz-Pérez et al., 2014), evidenciando una diferencia estadísticamente significativa.
Dificultades de aprendizaje y desempeño académico
Los niños prematuros tienden a mostrar un bajo desempeño académico y mayores dificultades de aprendizaje (Raju et al., 2006; Delobel-Ayoub et al., 2009; Monzóa et al., 2010). Estos problemas parecen estar asociados a la condición de nacimiento pretérmino, más allá de la cantidad de semanas de gestación (Ríos-Flórez & Cardona-Agudelo, 2016b).
Regulación emocional y habilidades socioafectivas
En cuanto al ámbito emocional, los niños prematuros presentan una mayor prevalencia de conductas de aislamiento, síntomas depresivos y cuadros de somatización (Raju et al., 2006; Delobel-Ayoub et al., 2009; Monzóa et al., 2010). Asimismo, muestran mayores dificultades en el desarrollo de habilidades sociales y de compañerismo, aunque conservan una adecuada adaptabilidad a los entornos sociales y académicos.
Estos hallazgos aportan nueva evidencia a un tema aún poco explorado en la literatura científica, representando avances en la especificidad de las características emocionales de los niños prematuros.
Cuidados médicos y monitoreo en bebés prematuros
El manejo médico de un bebé prematuro implica una vigilancia constante de su estado de salud. Entre las pruebas realizadas destacan el control de la respiración, la frecuencia cardíaca, el análisis de sangre para monitorear niveles de glucosa y calcio, ecocardiogramas para evaluar el funcionamiento del corazón y ecografías para detectar posibles complicaciones en los órganos internos (Mayo Clinic, n.d.).
En la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), se utilizan incubadoras para mantener la temperatura corporal adecuada, sondas de alimentación para la nutrición inicial y terapias de luz para tratar la ictericia (Mayo Clinic, n.d.). Asimismo, algunos bebés requieren transfusiones de sangre o administración de medicamentos para apoyar el desarrollo de sus pulmones y corazón.
Conclusiones
Los hallazgos de esta investigación subrayan la importancia de comprender el impacto del nacimiento prematuro en las áreas cognitivas, conductuales y emocionales. Aunque la edad gestacional no parece influir directamente en la gravedad de las alteraciones, sí se observa que la edad cronológica es un factor relevante en la aparición de síntomas emocionales y conductuales.
Particularmente, los niños extremadamente prematuros presentan mayor sintomatología de ansiedad, depresión y comportamientos atípicos, mientras que, en el entorno escolar, la presencia de síntomas de TDAH tipo combinado, inatento o hiperactivo-impulsivo es mayor en comparación con sus pares nacidos a término.
Desde la neuropsicología, es crucial considerar que las alteraciones funcionales en los lóbulos frontales y su conexión con el sistema límbico pueden estar presentes, aunque no siempre sean evidentes en estudios de neuroimagen. Así, la intervención debe enmarcarse en el contexto sociocultural y comprender la interacción entre el cerebro y el entorno para facilitar el desarrollo óptimo de los niños prematuros.
Referencias
- Ríos-Flórez, J. A., ÁlvarEz-Londoño, L. M., David-Sierra, D. E., & Zuleta-Muñoz, A. C. (2018). Influencia del nacimiento pretérmino en procesos conductuales y emocionales de niños en etapa escolar primaria*. https://www.redalyc.org/journal/773/77355376011/html/
- Nacimiento prematuro – Diagnóstico y tratamiento – Mayo Clinic. (n.d.). https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/premature-birth/diagnosis-treatment/drc-20376736
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