Cómo la historia del colonialismo sigue afectando la psique colectiva
Para muchas personas, el colonialismo y la esclavitud son asuntos del pasado, irrelevantes para el presente e incluso considerados inapropiados para enseñarse en las escuelas por supuestamente causar “vergüenza”. Sin embargo, estos reclamos suelen provenir de quienes desean mantener estructuras de poder que se benefician de una narrativa histórica incompleta. Lejos de ser un tema superado, el colonialismo sigue teniendo repercusiones profundas en las sociedades contemporáneas, tanto en los países que fueron colonizados como en aquellos que ejercieron el dominio.
La herencia de la dominación
Según Blakemore (2019), el colonialismo consistió en la subyugación de pueblos y territorios por parte de potencias extranjeras que imponían su cultura, religión e idioma, explotando a la población local. Esta práctica fue justificada con discursos de superioridad moral, religiosa y civilizadora. Incluso países que fueron colonias, como Estados Unidos, se convirtieron luego en potencias coloniales. Las instituciones religiosas también jugaron un papel determinante en la legitimación de esta violencia, especialmente a través de la “Doctrina del Descubrimiento” promovida por el Vaticano en el siglo XV.
A pesar de ciertos beneficios materiales como el desarrollo de infraestructura o sistemas de gobierno, la imposición cultural y la asimilación forzada dejaron una huella de violencia estructural. Esta paradoja sigue generando debates sobre si el legado del colonialismo fue positivo o desastroso, pero muchos estudiosos coinciden en que fue una catástrofe humanitaria para las poblaciones colonizadas (Blakemore, 2019).
Colonialismo persistente en el presente
Ross (2019) subraya que, aunque muchas naciones obtuvieron su independencia formal a mediados del siglo XX, el colonialismo sigue vigente a través de mecanismos estructurales como ocupaciones militares, legislaciones discriminatorias y dinámicas económicas desiguales. Ejemplos como las leyes contra la homosexualidad en países que fueron colonias británicas muestran cómo los sistemas jurídicos coloniales continúan afectando los derechos humanos.
Ross también introduce el concepto de “colonialismo cotidiano” para explicar cómo la herencia colonial se manifiesta en aspectos aparentemente triviales de la vida diaria, naturalizando injusticias sociales y raciales. Esta normalización lleva a que muchas personas, especialmente en el norte global, ignoren el papel que el colonialismo jugó en la configuración del mundo contemporáneo.
Consecuencias psicológicas del colonialismo
El impacto del colonialismo no se limita a estructuras políticas o económicas; también ha moldeado profundamente la identidad y la salud mental de individuos y comunidades. Mammadova (2024) explica que la literatura moderna refleja estas heridas psíquicas, mostrando a personajes atrapados entre identidades impuestas y auténticas. Esta dualidad genera alienación, confusión y una lucha constante por la aceptación propia.
La narrativa poscolonial es fundamental para comprender estos efectos. Autores como Jean Rhys, Toni Morrison o Chimamanda Ngozi Adichie abordan los traumas históricos que atraviesan generaciones, mostrando que el colonialismo también ha dejado una marca indeleble en la memoria colectiva y en los procesos de construcción de identidad (Mammadova, 2024).
Racismo estructural y derechos humanos
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR, n.d.) advierte que el colonialismo sigue vivo en forma de racismo, discriminación, xenofobia e intolerancia. Muchas antiguas colonias del sur global no han logrado un desarrollo sostenible ni el pleno goce de los derechos humanos. Además, el informe destaca que ninguna nación ha rendido cuentas de forma integral por los efectos del colonialismo, lo cual perpetúa la marginación política y económica.
Verene Shepherd señala que la descolonización política no ha estado acompañada por una descolonización económica, lo que impide que muchas naciones puedan desarrollarse con equidad. Achiume, por su parte, enfatiza que los legados del colonialismo determinan quién accede a derechos básicos, influenciando incluso las crisis ecológicas globales.
Reconocer el pasado para construir el futuro
El caso del escándalo Windrush en el Reino Unido evidencia cómo la ignorancia del pasado colonial puede derivar en violaciones de derechos humanos en el presente. La destrucción de registros migratorios y la persecución de ciudadanos legales con ascendencia caribeña revelan una negación institucional del legado colonial y sus implicaciones.
Es necesario un proceso de verdad, justicia y reparación, como propone Salvioli, que permita reconocer las injusticias del pasado y sus repercusiones actuales. Sin esta comprensión, seguirá siendo fácil justificar el statu quo y las desigualdades sistémicas que perpetúa el colonialismo.
Conclusión
Comprender el impacto continuo del colonialismo es fundamental para desmantelar las estructuras de poder que sostienen la desigualdad global. No se trata de asumir culpas heredadas, sino de asumir la responsabilidad de actuar con conciencia histórica. Como señala Ross (2019), es imposible construir un futuro justo sin abordar los legados del colonialismo que persisten en nuestras instituciones, leyes y formas de pensar.
Referencias
- Blakemore, E. (2019). Colonialism. National Geographic.
- Mammadova, A. (2024). Colonialism and Identity in Modern English Literature.
- (n.d.). Colonial legacies still impact human rights today, UN experts say.
- Ross, R. (2019). Everyday Colonialism. The Correspondent.
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