Prevención del suicidio: señales de alerta

El suicidio es un fenómeno que ocurre diariamente en todo el mundo y, aunque puede parecer un acto repentino, suele ser el resultado de un proceso prolongado de depresión, desesperanza y dolor emocional. Las personas que contemplan esta decisión suelen sentir que no tienen salida, que no le importan a nadie y que no existe un propósito para seguir viviendo.
Comprendiendo el suicidio

El suicidio puede prevenirse mediante la combinación de tratamiento médico, terapia psicológica, acompañamiento familiar y apoyo social. Sin embargo, es esencial identificar las señales de advertencia, ya que en algunos casos pueden confundirse con aparentes “mejoras”, lo que desorienta a quienes rodean a la persona en riesgo.

De acuerdo con el National Institute of Mental Health (n.d.), el suicidio se define como “cuando las personas se hacen daño con la intención de terminar con su vida, y como resultado mueren. Un intento de suicidio ocurre cuando las personas se hacen daño con esa misma intención, pero no fallecen” (National Institute of Mental Health, n.d.).

El suicidio no distingue edad, género, cultura o situación económica. Se trata de un comportamiento complejo que rara vez tiene una única causa.
Estadísticas globales y su impacto

Según la Organización Mundial de la Salud (WHO), cada año aproximadamente 727,000 personas mueren por suicidio, siendo la tercera causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años a nivel mundial en 2021 (World Health Organization, 2019). Esta problemática afecta a familias, comunidades y países enteros, dejando consecuencias duraderas en quienes sobreviven a la pérdida.

Aunque muchos asocian el suicidio con países de altos ingresos, la OMS subraya que es un fenómeno global: el 73% de los suicidios en 2021 ocurrieron en países de ingresos bajos y medianos (World Health Organization, 2019).
Factores de riesgo

El vínculo entre suicidio y trastornos mentales, especialmente depresión y abuso de alcohol, está bien documentado en países de altos ingresos. Sin embargo, muchos suicidios suceden de manera impulsiva durante momentos de crisis, en los que la persona experimenta una ruptura en su capacidad para enfrentar el estrés de la vida cotidiana, como problemas financieros, conflictos en las relaciones, dolor crónico o enfermedades (World Health Organization, 2019).

Además, la exposición a conflictos, violencia, abuso, pérdidas significativas y la sensación de aislamiento, incrementan el riesgo de conductas suicidas. Algunos grupos poblacionales también son particularmente vulnerables, como personas que han sufrido discriminación, migrantes, refugiados, pueblos indígenas, personas LGBTI y personas privadas de libertad (World Health Organization, 2019).
Estrategias de prevención

La OMS propone un enfoque integral de prevención que requiere la colaboración de múltiples sectores sociales. Entre las intervenciones recomendadas se incluyen:

  • Limitar el acceso a medios letales como pesticidas, armas de fuego y medicamentos.
  • Fomentar habilidades socioemocionales en adolescentes.
  • Promover una cobertura mediática responsable sobre el suicidio.
  • Identificar tempranamente y dar seguimiento a personas en riesgo (World Health Organization, 2019).

La prevención debe complementarse con acciones fundamentales como el análisis de la situación, la colaboración intersectorial, la concienciación, la capacitación de profesionales, la financiación de programas y la evaluación continua (World Health Organization, 2019).
Barreras en la prevención: el estigma

Uno de los mayores obstáculos en la prevención del suicidio es el estigma social que rodea tanto a los trastornos mentales como al suicidio mismo. Muchas personas que contemplan quitarse la vida no buscan ayuda por miedo al rechazo o por desconocimiento sobre dónde acudir (World Health Organization, 2019).

Romper este silencio y crear espacios seguros para hablar abiertamente es fundamental para salvar vidas.
Señales de alerta
El Suicide Prevention Resource Center (n.d.) describe una serie de comportamientos que pueden indicar que una persona está pensando en el suicidio:

  • Dolor físico o emocional insoportable.
  • Interés o fascinación reciente con la muerte.
  • Sentimientos de desesperanza, inutilidad o atrapamiento.
  • Culpa, vergüenza o ira.
  • Sensación de ser una carga para los demás.

Cambios en el comportamiento o estado de ánimo

  • Intentos previos de suicidio.
  • Incremento en el consumo de alcohol o drogas.
  • Descuido en el aseo personal.
  • Aislamiento social.
  • Despedirse de familiares o amigos.
  • Entregar objetos de valor.
  • Episodios de depresión, ansiedad o angustia emocional.
  • Cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
  • Conductas violentas o ser víctima de violencia.
  • Expresión de rabia o frustración intensa (Suicide Prevention Resource Center, n.d.).

Cuándo buscar ayuda inmediata

Existen comportamientos que requieren intervención profesional urgente, tales como:

  • Hablar sobre hacerse daño o lastimar a otros.
  • Planificar un intento de suicidio, por ejemplo, buscando métodos en internet.
  • Mostrar conductas erráticas que generen preocupación por su seguridad (National Institute of Mental Health, n.d.).

Reflexión final

Es fundamental actuar con calma y empatía si se detectan estas señales. Sin embargo, también es importante comprender que no siempre es fácil reconocerlas, ya que cada persona experimenta el dolor de manera diferente.

La prevención es un esfuerzo colectivo que requiere sensibilidad, información y acción oportuna.

Referencias

  • National Institute of Mental Health. (n.d.). Suicide prevention. https://www.nimh.nih.gov/health/topics/suicide-prevention
  • National Institute of Mental Health. (n.d.). Warning signs of suicide. https://www.nimh.nih.gov/health/publications/warning-signs-of-suicide
  • Suicide Prevention Resource Center. (n.d.). Warning signs of Suicide. https://sprc.org/warning-signs-of-suicide/
  • World Health Organization. (2019, July 8). Suicide. https://www.who.int/health-topics/suicide#tab=tab_1

 

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